Unas 200 empresas y unos 6.000 trabajadores se van cada año de Castilla y León a Madrid. Suena fuerte, pero es así. De las 184 empresas que, de enero a junio, se fueron de nuestra región, 114 se marcharon a la capital de España. Otras 33 lo hicieron a Galicia y 8 al País Vasco. En 2017, se trasladaron por motivos laborales desde Castilla y León a otros territorios 12.252 personas de las que casi la mitad (5.795) aposentó sus reales en la Villa del Oso y el Madroño o alrededores.

Todos estos datos han salido a relucir solo días después de que nueva presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso (PP), súper, súper, mega, guay, anunciase con timbales y clarines una rebaja "histórica" de los impuestos en su comunidad. Por si no había competencia desleal o algo así, toma dos tazas. En Madrid, ya se paga menos IRPF que aquí; así que a partir de ahora... Se lo pueden permitir porque allí tienen de todo: gente, empresas, organismo oficiales para regalar, sedes de multinacionales, etcétera. En cambio aquí...mejor no llorar mucho que estamos en agosto y todavía hay niños por los pueblos y daríamos mal ejemplo.

Doña Isabel va a bajar los impuestos para que se vea lo liberal, liberal, liberal que es y los empresarios de esta tierra han empezado a temblar. La Junta, no. La Junta anda a lo suyo, a regenerar. Yo creo que se han dado cuenta del mazazo que supondrá la maniobra de la señora Díaz Ayuso, de ascendencia abulense, pero no se atreven a criticarla (¡ay si esa medida la tomase un gobierno del PSOE o de Podemos!). Se limitan a pedir "armonización fiscal", que es como pedirle a Bale que se rebaje el sueldo para fichar por el Alcorcón. Armonización fiscal, o sea que las 17 autonomías se pongan más o menos de acuerdo para que no haya diferencias en tributación y cosas similares. Ji, ji, ji, ilusos míos. Primero, la Constitución consagra el régimen especial de País Vasco y Navarra. Y segundo: dígale usted a Quinito Torra que se ponga a la altura de La Rioja o de Extremadura. Y dígale a los demás que adopten una postura común y unos bajen y otros suban impuestos y reglamentos hasta igualarse todos. Otro ji, ji, ji. ¿Y para eso tengo yo autonomía? Ni hablar, que se armonicen ellos.

El caso es que la petición de la Junta es razonable. Cualquiera entiende que no es muy de recibo que en Canarias se pague una cantidad por las herencias; en Murcia otra; en Galicia no se abone nada por tal concepto y en Baleares suponga un pico. Un ejemplo que leí hace poco y que me dejó anonadado: un padre deja a cada hijo 800.000 euros. Si uno vive en Santander, no paga nada por la donación. Si reside en Madrid, unos 2.000 euros. En Andalucía tendría que soltar 208.000 y en Castilla y León, 200.000. ¿Qué les parece? Armonización fiscal, dicen. Pero quien la solicita, los de aquí ante el peligro madrileño, saben que no llegará o, como mucho y parodiando al Tenorio, "cuan largo me lo fiáis". Ningún gobierno va a meter mano en este asunto porque se sublevarían todas (o casi) las autonomías. Mejor no patear el avispero.

¿Y qué hacemos? Pues, todos "pa" Madrid. Hace tiempo que sostengo que esta región nuestra se desarrollará a tope y tendrá su importancia económica el día que se construya, verbigracia, la M-100. Ya saben que en Madrid, como crece tanto y todo son atascos, esos que añora doña Isabel Díaz Ayuso, se van construyendo eMes para que el tráfico fluya. La M-30 ya se ha quedado chica; la M-40 ya está casi en el centro y la M-50 va por los mismos derroteros. Habrá que hacer la M-60, la M-70 y otras cuantas. La M-80, más o menos, ya pasará por Ávila y Segovia y la M-100 o la M-120 ya cruzará el Duero por Villagodio o así. Un lujo. Estaremos en la circunvalación de Madrid sin salir de casa y gozaremos de todas las ventajas de la capital del Reino sin necesidad de estar tragando humo a todas las horas del día y de la noche. Porque esa es otra, la contaminación dichosa. Cada poco se publican estudios sobre el impacto en la salud de la polución en las grandes ciudades. Y todos revelan que aumentan las muertes, se agravan las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, disminuye la calidad de vida...Pero, pese a estas advertencias-alarmas, todos p´a Madrid hasta que nos hagan la M-100 o la M-120 y, hala, todo arreglado y con poca ropa.

Mientras llega ese bendito momento, hablemos de armonización fiscal, que es lo que se lleva ahora. Que paga usted más impuestos que los de Torrejón, espere a la armonización fiscal, que está al caer. Que le cascan un buen mordisco por las fincas que le dejó su tío, llénese de armonización fiscal. Y cuando ya esté bien armonizado y mejor fiscalizado, coja el AVE y lárguese. ¿Dónde? ¡Dónde va a ser, hombre de Dios! Todos p´a Madrid, que tiene metro y una presidenta liberal, liberal, liberal. Y, además, ya puede usted comprar lotería en Doña Manolita.