Lo he dicho y repetido hasta la saciedad: llegará el día en el que los bancos nos cobrarán por entrar en sus instalaciones y puede que hasta por dar a los empleados los buenos días. La banca es insaciable. Algunas entidades han quitado de la vista del público a sus empleados o directamente nos han puesto máquinas capaces de hacerlo todo. Meter y sacar dinero, actualizar la libreta, realizar consultas. Con el gusto que da pegar la hebra con el cajero o con cualquiera de los empleados, los que son amables puesto que también de todo hay en la banca nuestra. Las máquinas no empatizan, las personas sí.

Si es cierto lo que dice el refrán: "Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar", vayamos haciéndolo. El tercer banco más grande de Dinamarca en cuota de mercado ha hecho un anuncio que nos puede helar la sangre: comenzará a aplicar intereses negativos a sus clientes, en principio millonarios, por sus depósitos. Es decir, empezará a cobrar a aquellos ricos que guarden su dinero en la susodicha entidad. Los clientes que tengan más de 7,5 millones de coronas danesas que al cambio viene a ser algo así como poco más o menos un millón de euros, tendrán que pagar, a partir del próximo 1 de diciembre, una comisión del 0,6%. Siempre tienen la posibilidad de poder llegar a un acuerdo con la entidad, es decir, de negociar. Pero, ojo al dato, porque la negociación estaría reservada para los clientes que aporten las mayores cantidades. Es decir, los grandes de verdad, los económicamente muy fuertes.

De momento, porque nunca se sabe, esta situación todavía no ha llegado a España. No cantemos victoria por muy remota que parezca esa posibilidad. Tengo para mí que una situación de esa magnitud generaría una crisis de confianza entre la entidad y el cliente. Algunas entidades están introduciendo tantos cambios en su atención al público que no las conoce ya ni la madre que las parió. Eso de ir al banco y tener que sacar numerito al más puro estilo del supermercado o acceder a la entidad y no ver un alma porque, o conciertas cita o no tienes nada que rascar, me parece incluso desagradable.

Cabe esperar que el Banco Central Europeo no se ponga borde con la banca española a sabiendas de que sigue penalizando el exceso de liquidez de los bancos patrios. La institución comunitaria sí cobra a los bancos por guardarles el dinero. Total, que no somos dueños de nada. Ni siquiera de nuestro propio dinero. Entre Hacienda y el Banco, no sé si por ese orden son los que se reparten el cotarro. No nos dejan disfrutar al cien por cien de lo que ganamos en base al sudor de nuestra frente. Nada le digo si la ganancia procede de una herencia, de un premio gordo de la Lotería o del cupón de la ONCE.

Nos animan a ahorrar, a comprar, a invertir, a arriesgar, total, para qué, para tener que repartir, para perder o para sacarle una nula rentabilidad. ¿Dónde han ido a parar aquellos intereses de hace, ya ni me acuerdo, con los que se premiaba un ahorro prolongado? Nada es lo que era. Nada es lo que parece y menos tratándose de la todopoderosa banca. La que por comprar, compra hasta voluntades y decisiones políticas. La Banca es algo así como el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Tienen todos los poderes a su alcance o influyen en ellos.

Sólo nos faltaba este feo asunto del interés negativo que si es válido para las fortunas danesas, puede serlo también para las españolas. Con la posibilidad de que no hagan falta cantidades millonarias, y si no propiamente por darles los buenos días, los bancos acabarán cobrando por guardar nuestros dineros