En el caso que nos ocupa no es a la Seguridad Social a la que ciertas empresas sin escrúpulos intentan timar o directamente han timado a lo largo de los años hasta que han sido descubiertas. En el caso que nos ocupa el fraude está directamente relacionado con la afiliación a los distintos partidos políticos. A todos y cada uno de ellos podría muy bien decírsele aquello de "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". Carecen de afiliados. Concretamente de los que pagan la cuota. Los que no lo hacen no cuentan.

Los partidos políticos, sobre todo los dos grandes partidos a derecha e izquierda suelen sacar pecho, en público, asegurando tener más de un millón de militantes. En privado, o sea, ante Hacienda a la que no se le da con queso, sólo informan de doscientos y pico mil personas que paguen cuota de afiliación o sean donantes. La fuente es la mismísima Agencia Tributaria. En los últimos tiempos, los datos que han venido proporcionando los partidos políticos estaban hinchados y bien hinchados. Se sospechaba. Pero nadie ponía los puntos sobre las íes.

Resulta que desde finales de los noventa, los censos de militancia en toda Europa adelgazaban, mientras que en el conjunto de las formaciones políticas españolas engordaban, a veces en exceso y a punto de obesidad. Militar en un partido no es lo que era, salvo que se esperen prebendas de todo tipo que pasan por la contratación de las empresas de los que más beneficios reportan al partido o la colocación directa o indirecta de algún familiar o amigo del alma. Entonces la afiliación es, además de obligatoria, con pago de cuota incluido. Eso en Zamora está a la orden del día.

El bajón experimentado por las grandes formaciones ha propiciado que algunos partidos, como el PP de Zamor, se vieran y se desearan para conseguir apoderados e interventores suficientes para completar las distintas mesas, hasta el punto de que hay por ahí 'whatsapps' muy ilustrativos de lo que aquí comento. Claro que, una vez que se toca poltrona, si te he visto no me acuerdo y donde dije digo, ya sabe, digo Diego. Si empiezan mintiendo o no diciendo toda la verdad, desde el partido, qué no harán, y esto va por todos, en cuanto consiguen lo que buscan.

No pinta bien para los partidos, coaliciones o agrupaciones de electores. Zamora hizo su propio experimento en las pasadas elecciones y ya conocemos el resultado. Sin más comentarios. Son ganas de tirar el dinero por la ventana. Porque una campaña política no sale barata. A no ser que haya uno o varios donantes que arriesguen pensando en recuperar la 'inversión' si los suyos ganan. Tengo para mí que es dinero a fondo perdido. El ser humano, iluso por naturaleza, hizo que algunos de los recién llegados pensaran que iban a arrasar. Prácticamente los arrasados fueron ellos. Los barrieron de una pasada, sin posibilidades de intentarlo nuevamente.

Además de perder afiliados, algunos partidos pierden cotas de poder, traducido en escaños, lo que conlleva una rebaja sustanciosa. El Partido Popular, por ejemplo, perderá 15 millones anuales en subvenciones. Vox sin embargo, se estrena con 9,1 millones. O sea, de nada a nueve millones y pico que, bien administrados, dan mucho de sí. El año pasado, los partidos políticos ganaron más de 20 millones de euros. Insuficiente para que ciertas sombras no pesen sobre ellos. El PP sin ir más lejos arrastra la posibilidad de un ERE indeseado en su sede nacional, que no sé yo cómo va a solventar.

Es cabreante saber que mientras no hay ni para los pensionistas, ni para tantos otros colectivos, el 80% de los ingresos de los partidos proceden de fondos públicos.