Si oigo a lo mejor es que no escucho.

Así que cuando escucho a un político hablar de según qué cosas o me entra la risa o la displicencia o directamente me echo a temblar. Últimamente me entra la risa y me da por la ironía que es la mejor moneda de cambio para la mayoría de los ejercientes en res tan deseada y tan sumamente bien remunerada. Si así no fuera, nadie querría estar en política. Son más los chollos que proporciona que otras cuestiones. Encima, si saben venderse bien pueden incluso eternizarse en el cargo. Eso es lo malo de la política se llega para servir y se acaba sirviéndose de ella para los intereses propios, de los de su partido y de sus familiares. El nepotismo de siempre en estado puro. Y esto es así desde la Edad Media y aún antes.

Cómo pueden venir a hablarnos tan ricamente de la Zamora vaciada o vacía si son precisamente ellos, y solo ellos, los que la han dejado hecha unos zorros. Si en lugar de defender las siglas de su partido y el punto de partida para iniciarse en esa carrera que no necesita de estudios y que se revalida mediante las urnas, defendieran los intereses no ya de las instituciones que representan, si no de la ciudad y provincia a la que en teoría sirven, poniendo especial atención en los zamoranos, otro gallo nos cantara.

Cómo tienen la desfachatez de hablar con autoridad de la Zamora que se ha quedado tan vacía y en lugar de proponer soluciones, se pongan a divagar o a echarse la culpa los unos a los otros. El gobierno provincial le echa la culpa al autonómico salvo que sea de su mismo color, y éste hace lo propio con el Gobierno de la Nación, salvo lo mismo. El Gobierno de la nación nos cae lejos, el local, el provincial y el autonómico están más cerca lo que no quiere decir que sean más cercanos. A veces están plagados de inútiles que no valen para otra cosa. Mucha presencia y nada más.

Algunos creen que cuantos más kilómetros hacen, mejor, que cuanto más salgan en la foto tanto si se mueven como si están estáticos, mejor que mejor, sin darse cuenta de que han iniciado su ignición. Cuando visitan la Zamora rural que dejen a los alcaldes y a los ediles de las localidades que visitan todo el protagonismo y acaben ya con esa manía de chupar cámara y robar el protagonismo a los verdaderos protagonistas. Los ciudadanos no queremos declaraciones mejor o peor preparadas, los ciudadanos no queremos respuestas rimbombantes, los ciudadanos queremos hechos que es justo lo que nunca nos han dado,

Se apoltronan en los sillones presidenciales y 'adyacentes', y su mundo se reduce a eso y a la nómina fin de mes. Algunos, rizan el rizo y aprovechan las redes para dar cuenta del ímprobo trabajo que desarrollan, de la cantidad de kilómetros que han recorrido en cien días escasos, colgándose medallas que son otros los que debieran prendérselas en la solapa.

Los ciudadanos, estamos hartos de los políticos ad hoc y de los políticos soberbios, que todavía los hay. Ya no se lleva la soberbia, solo que algunos la tienen en los genes. Los ciudadanos estamos hartos de que a título individual o colectivo nos prometan lo que nunca van a cumplir. Es decir, que nos mientan. No me diga por qué los que a sí mismos se autodenominan políticos tienen una tendencia enfermiza a la mentira, a la falsía, al engaño. Por sus mentiras los conoceréis. Se les puede desmontar el discurso fácilmente. Porque eso es lo que hacen cuando dicen, discursear. Menos fotos y más trabajar, que para eso cobran. Otros problemas no arreglaran, pero los sueldos, las dietas, las canonjías económicas es lo primero que resuelven cuando tocan sillón. Por eso cuando oigo a un político decir según qué cosas, me escacharro de la risa.