Si usted, al igual que servidora, frecuentó en su día los cómics de Disney, tiene que acordarse por fuerza de Gilito McPato o Tío Gilito. El personaje en cuestión no tiene la simpatía de su sobrino, el pato Donald pero, a diferencia de este, posee una fortuna incalculable. Tio Gilito almacena su fortunón en grandes silos con forma de caja de caudales. Cubriendo la fachada, el signo del dólar de tamaño descomunal. Dentro de los silos, montañas y montañas de dinero en efectivo. Tan ufano se muestra de su fortuna que Tío Gilito se arroja desde un trampolín, nadando en su riqueza, Ese es su máximo placer.

El personaje de Disney es de ficción. Y como la realidad siempre supera a la susodicha, resulta que España tiene su correspondiente Tío Gilito, sólo que en lugar de tío, en realidad es padre de familia numerosa y onerosa. Se llama Gilito Pujol. Honorable tío del pueblo catalán que antes de presidir el gobierno de aquella comunidad, durante la presidencia del mismo sobre todo, y después ha amasado una fortuna considerable que reparte por doquier en sendos silos que se levantan en distintos paraísos fiscales. Y ahí lo tiene usted, gozando de libertad, riéndose de todo y de todos, siempre del brazo de la Marta Ferrusola, su esposa, gozando del privilegio del dinero en esos otros paraísos urbanos y rurales donde se levantan sus predios.

Los Pujol siempre generando noticias relacionadas con el dinero obtenido, no por las nimias herencias familiares, sino por las otras que proporciona la política, el poder. Las autoridades suizas han comunicado a la Audiencia Nacional que la familia Pujol ocultó en Suiza un fondo de inversión con casi 18 millones de los que transfirieron al menos ocho a Luxemburgo. Hablo de millones de euros, que son muchos millones de las antiguas pesetas. Al parecer el clan catalán de los Pujol contó durante muchos años con un depósito que llego a tener 17.935.861, 97 euros. Hete aquí que como el país helvético ya no es lo que fue años atrás, esconder allí dinero, acaba saliendo a la luz pública y con efecto retroactivo.

Gilito Pujol y sus gilitines, el Oriol, el Oleguer y el Jordi Jr., que son tres buenas piezas, se defienden arguyendo que nada tienen que ver con ese dinero, que es de otro que viajaba asiduamente a Suiza con ellos. Menos mal que el juez de la Mata que de tonto no tiene un pelo, merced a esta nueva documentación, considera que Gilito Pujol y su familia supieron aprovechar su privilegiada situación social, económica y política para acumular un patrimonio desmedido. Vamos que dejan chicos a los silos del personaje de la Factoría Disney. Los Pujol, en lugar de con esponja se frotan el cuerpo con tarjetas de crédito platino. Y siguen dando titulares relacionados con el dinero que hasta la fecha nunca han podido justificar, ni lo justificarán con argumentos creíbles porque yo creo que hasta en Cataluña se han dado cuenta del 'pujolicinio', equivalente catalán del latrocinio en toda la extensión de la palabra, que esta familia ha venido perpetrando a lo largo de los años.

Andorra, Suiza, Luxemburgo, Panamá y algún que otro archipiélago que se le escapa a la Justicia, son los países favoritos de Oriol, Oleguer y Jordi Jr. o lo que es igual Juanito, Jorgito y Jaimito, los archiconocidos sobrinos del Pato Donald que a diferencia de los Pujol no tienen ese afán por poseer que ha perdido a esta familia. Hay quienes cuanto más tienen más quieren, hasta que llega ese momento crucial que hace honor al refrán: la avaricia rompe el saco. Y se les rompe en todos los países donde los han escondido. Sólo que los billetes no afloran. Ellos van y vienen de la cárcel mientras el dinero, ¡vaya usted a saber!