El casco antiguo de Zamora es traicionero, aparte de románico, ya que el pavimento empuja a turistas y a residentes al suelo, dejando dientes, narices o prótesis de caderas. Cuando uno piensa en la palabra "caídas" se imagina que son producidas por el hielo, el aceite, agua o un escalón mal construido... Pero no, curiosa y desgraciadamente es el pavimento de las calles zamoranas, en especial las del casco antiguo, las que causan más accidentes en la ciudad. Casi todos los días hay una caída, pequeña o grande, que en algún momento ha ocupado alguna página de éste diario.

¡Pero claro! Estamos muy felices porque Francisco Guarido ha pagado a todos los proveedores y ha vencido la deuda del Ayuntamiento. Evidentemente es ironía. Todos los "Guaridistas" dicen: "Uy el alcalde está haciendo mucho por la ciudad" pero claro, los que no somos "Guaridistas" pero sí realistas, desenmascaramos al populismo mostrando la realidad y aportando pruebas del abandono de la ciudad en diferentes páginas o escribiendo en medios que nos permiten alzar la voz. ¿Es normal que una ciudad que quiere ser Unesco tenga el suelo de su casco antiguo roto? La respuesta es no, como tampoco son normales muchas cosas que suceden.

El otro día iba caminando en dirección a la Catedral, y a la altura de un quiosco muy popular, me encuentro a un grupo de personas arremolinadas. Ante mi asombro decido aumentar mi marcha y me acerco al lugar. Una señora estaba postrada en el suelo boca abajo y el resto de personas estaban intentando levantarla. Se había tropezado y estrellado su rostro contra el suelo, mostraba sangre en la nariz y la tuvieron que acompañar a un centro médico. La gente allí presente solamente decía: "¿Por qué no arreglan las aceras?, llevan años así". Lo más grave de este suceso es que la desafortunada era una turista, una mujer que cuando vaya a su lugar de origen va a hacer mala propaganda de Zamora y va a decir que las calles "están mal."

Este problema de pavimentación no sólo afecta al casco antiguo, afecta a gran parte de la ciudad y el alcalde prefiere asfaltar las carreteras primero, una obsesión que tiene desde que llegó al gobierno de la ciudad. En el caso de la Avenida de Cardenal Cisneros, sin ir más lejos, existe un adoquinado antiguo, los árboles plantados, por la acción natural, se han encargado de destruir gran parte de ese adoquinado con sus robustas raíces. El alcalde, en su paasado mandato, decidió solucionar ese problema reconstruyendo el adoquinado, pero... ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Sólo arregló un 10% de la Avenida y lo hizo con materiales aparentemente baratos. Por lo tanto, ¿solucionó el problema de la Avenida y sus adoquines y aceras machacadas? No, solamente operó esa zona porque es la más transitada.

Conclusión, ¿qué precio estamos pagando los zamoranos cuando dice Guarido que la deuda está vencida o venciendo? Muy sencillo, ese precio se llama suspensión de pagos y eso en mi pueblo implica abandono y falta de inversión. Ya perdimos cuatro años, me temo que nos quedan otros cuatro años más en el limbo. Señor alcalde, arregle las aceras de Zamora, saque el dinero de la caja fuerte, que va a coger polvo...