La lucha por los derechos humanos es la lucha por la dignidad de las personas. La racionalización de los horarios laborales es un componente más de esa eterna lucha, porque sin un trabajo digno en condiciones dignas, hace que el hombre pase de ser un mero homo faber a un homo familiaris.

En esta búsqueda de dar posibilidades al hombre para poder desarrollar su propia personalidad y de conseguir acercarse a su propio entorno más inseparable. Favoreciendo el contacto con los hijos (protección a la infancia), entre los cónyuges o sus parejas estables y también con los mayores.

Dando un paso más, las personas dejamos de ser un mero instrumento laboral para plantearse otras iniciativas que ya bajo la etiqueta de hobbies o aficiones le permitirán salir del cascaron de una vida estándar o convencional.

La lucha por mejorar implica un proceso continuo e incesante de cambios como decía Newman "vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces". Ningún cambio es gratuito pues toda mutación debe vencer un proceso más o menos largo, de ruptura y una resistencia física y mental.

Al pretender que las empresas adapten sus horarios a la vida familiar comporta pues, un cambio, una exigencia. Abriendo un proceso necesario de crisis, donde algo muere y algo tiende a renacer ocupando el lugar de lo anterior. Ese cambio siempre producirá efectos beneficiosos aunque muchos adoptaran una actitud hostil y cerril antes de aceptarlo. Decía Tolstoi que todos queremos cambiar el mundo pero nadie parece interesado en cambiarse a sí mismo.

Dentro del proceso de metamorfosis en los que indudablemente nos hallamos inmersos, el tránsito hacia una civilización tecnológica afecta profundamente a la generalidad de las condiciones de vida humana. Trastoca en cierta medida los esquemas tradicionales de valores, exigiendo en ocasiones el sacrificio de la individualización frente a una más extensa y rápida operatividad. Supone la admisión por parte de un ciudadano de que nada de lo que aconteció en el pasado va a discurrir por los mismos cauces, aparte de una mirada al futuro con curiosidad y ánimo de adaptación, lo que sin duda es más difícil en los sectores de población de mayor edad y más asentados. Todos estos nuevos medios informáticos sirven a la sociedad, potencian el desarrollo humano y en parte sustituyen de modo seguro, rápido y eficaz tareas tradicionalmente reservadas al hombre, no sólo físicas o instrumentales, también pueden llegar a reemplazar en parte el trabajo creativo.

El teletrabajo es una forma de organización o ejecución de las tareas utilizando las tecnologías de la información, en el contexto de un contrato o relación de empleo en la cual el trabajo, que también podría ser realizado en el lugar del empleador, se efectúa fuera de esos lugares habituales para la ejecución del trabajo y que facilita, junto con la domótica, el contacto del individuo con su contexto familiar.

Evidentemente no todos los trabajos encajan dentro de las posibilidades del teletrabajo ni tampoco significa que descargar el trabajo al hogar comporte de suyo una mayor humanización.

Lo relatado son sólo previsibles líneas de avance y habrá que profundizar en cada uno de los trabajos y contextos para posibilitar el acercamiento de las personas a un entorno más íntimo.

Tras la llegada de las nuevas tecnologías, estamos en condiciones de poder construir un nuevo tipo de sociedad más ágil, dinámica y adaptada a las necesidades de las personas. Al liberar a las personas de las rutinas laborales, puede erigirse como un factor esencial para la introducción de un nuevo modelo de convivencia más solidaria y fraterna, un nuevo mundo profetizado por Schiller donde "todos los hombres sean hermanos".

Tenemos que afrontar los cambios que nos han colocado el devenir de los tiempos con el espíritu libre y crítico pero a la par concienzudo en la idea que el cambiar las cosas es una cuestión del día, pues como afirma Collingwood: "La historia no termina en el futuro, sino en el presente. El futuro no puede ser objeto del conocimiento sino el depositario de sus esperanzas y anhelos. No podemos estar suspirando por el mañana, sino trabajar el hoy, que sin duda prepara el mañana".

(*) Presidente Nacional Liga Española Pro Derechos Humanos (Sociólogo)