Sólo faltaba el precio medio del alquiler que ha subido un 50% en los últimos cinco años, para confirmar que todo está por las nubes. Ya ni las rebajas son lo que eran. En eso que han dado en llamar 'outlet' y en cuanto a las prendas de vestir se refiere, te endosan lo de hace cinco años y encima te hacen creer que llevas moda de última hora. El Banco de España, hay que suponer que fiable y riguroso en sus informes, ha confirmado que el coste de los arrendamientos se ha disparado en relación con la compra que, en el mismo periodo ha subido tan sólo un 7%. Lo cierto es que comprar una casa puede resultar tan caro que el alquiler es para muchos la única opción. Sobre todo para los jóvenes a los que la precariedad laboral les impide acceder a una hipoteca.

En los jóvenes estoy pensando cuando esto escribo. En los que quieren independizarse y no pueden y en los universitarios en busca de piso que compartir para poder salir adelante durante el próximo curso. Lo ponen todo tan cuesta arriba que a día de hoy resulta dificilísimo ser joven y no morir en el intento. Bueno, joven, no tan joven, adulto del todo y anciano. En España no se han vuelto a construir pisos sociales y así les pinta a muchos. Si alquilan no comen, si comen no pagan el alquiler, si necesitan dinero para vivir se hipotecan todavía más con el banco que no perdona ni una y esto se ha convertido en un círculo vicioso del que resulta difícil salir una vez que caes en su interior. Y, oiga, hay que comer. El hambre es muy puñetera. En España y por ende en Zamora, hay sectores de la población que tienen dificultades para comer de caliente. Y niños que saben lo que es un bocadillo invisible. Y eso sí que no.

España necesita políticas que acaben con desigualdades flagrantes. Políticas que propicien viviendas a todos aquellos que no pueden pagar las cifras astronómicas en algunos casos que piden las inmobiliarias o las otras no menos astronómicas de los alquileres. En Zamora, muchos propietarios, son muy libres, prefieren mantener cerrados a cal y canto los locales de su propiedad, antes que rebajarlos un poco para facilitar su alquiler y dar alas a los emprendedores. Quién va a emprender en Zamora si todo son dificultades. Si hubiera un poco más de empatía hacia quienes quieren emprender pero no pueden abrir un negocio por lo caro de los locales comerciales, se facilitarían mucho las cosas. Pero, no. Es mejor cerrar el local para ser objeto de pintadas o nido de palomas que permitir a unas personas realizarse como comerciantes.

El panorama que presentan los alquileres es asfixiante para las familias que pagan una renta en esta España de nuestros pecados y muy especialmente para los jóvenes, los que se quieren independizar de sus padres pero su condición de mileurista no se lo permite y los que necesitan un techo durante su etapa universitaria. Esto de buscar piso en España se ha convertido en un auténtico drama para muchas personas. Y vale si el habitáculo es decente. Lo malo es que a veces se alquilan cuchitriles, auténticas pocilgas que ofrecen como si de lentejas se tratara, no bajan ni un euro de la cuantiosa cifra que piden los propietarios.

Los hogares con menos recursos son los que en su mayoría viven de alquiler y, además, son los que soportan cargas excesivas para poder hacer frente a la renta en relación a sus ingresos medios. Lo que antes le decía, o para pan o para piso. El mercado del alquiler está por las nubes y parece que allí va a seguir ubicado si el sentido común no lo remedia. Urge una solución política al grito de ¡ya! Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna, parece ser que sólo en teoría. La práctica dice todo lo contrario.