"Ahora parece que tienes que llevar en la boca el carné de no sé qué partido para que te admitan en el Orgullo. Es el mayor contrasentido que nunca podría haberme figurado, la venganza discriminatoria consumada de los antes discriminados. Tan de libro como inaceptable". Parece mentira. Todos decimos tonterías en ocasiones, aunque unos más y otros menos, pero cuando eres la vicepresidenta del Gobierno estás obligada a controlar más que el resto de la población lo que sale por tu boca, porque es inevitable que tus palabras sean analizadas hasta en el más pequeño matiz. Sinceramente, no nos merecemos, el conjunto de las mujeres, que Carmen Calvo dé un discurso tan trasnochado hablando de feminismo, intentando apropiarse de este movimiento y con un estilo además tan de mercado de abastos. Gracias por querer salvarnos la vida, señora Calvo, pero está usted fuera de onda.

El feminismo es un movimiento que tiene más de un siglo de vida y en el que han participado históricamente mujeres de todos los estratos sociales, condición, formación e ideario político. No es de los socialistas, sino del conjunto de la humanidad.

(*) Abogada