Ha tenido que ser el presidente de una comunidad autónoma de pequeñas dimensiones, como lo es la cántabra (Aunque no por ello, menos importante) el que haya salido al paso de ese suceso que ha afectado a tres espeleólogas catalanas perdidas en una cueva cántabra, y su posterior rescate, para que algunos medios de información hayan sacado a debate el tema de la prestación de auxilio, a cargo del Estado, a las personas que practican deportes u otro tipo de actividades que entrañan determinados riesgos.

Hasta ese momento, aquellos que sacaban este tema a relucir, solían ser tachados de insolidarios, fachas y no se sabe cuántas cosas más, por el mero hecho de decir que cada uno es libre de hacer lo que le venga en gana, pero siempre y cuando no interfiera en los derechos de los demás o le cueste dinero a la sociedad. De ahí que aquellos que han tenido voz, bien haya sido en el Gobierno, en los cargos públicos o en los medios informativos, y por aquello de aparentar estar por encima del bien y del mal, han actuado en base a hacer y decir "solo aquello que es políticamente correcto", entendiendo por políticamente incorrecto lo que, siendo cierto, puede llegar a molestar a algunos y, consecuentemente, a restar votos.

Lo cierto es que montañeros, alpinistas, espeleólogos, practicantes de deportes acuáticos y otros muchos, han requerido en muchos casos de la ayuda de las fuerzas de seguridad del Estado, en forma de especialistas, para salir de más de un apuro, y a veces, con el desafortunado resultado de haber fallecido alguna de las personas que participaban en esas misiones de ayuda y salvamento.

Respetando el hecho de que cada cual pueda ser protagonista de cualquier tipo de actividad, incluidas las que encierran potenciales peligros, no puede exigírsele a la sociedad que disponga de medios para sacarles de determinados apuros que ellos mismos han forzado. De ahí que, para este tipo de situaciones, y en los casos que no se esté haciendo así, debería exigirse la contratación de un seguro que responda de tales riesgos, en la misma medida que le es exigible a los dueños de todo tipo de vehículos, por poner por caso.

El que más y el que menos dispone de un seguro de incendios, o de robo, o de daños en la propia vivienda, y también de responsabilidad civil. También se contratan seguros para responder de los accidentes que puedan producirse en obras, factorías y centros productivos, y a nadie le llega a sorprender. Y es que no se puede obligar al estado a emplear sus recursos en solucionar problemas de una determinada minoría de ciudadanos, por mucho que su actividad pueda ser respetable.

Otra noticia que ha salido a la palestra en estos días ha sido la propuesta de Vox, para que sea indultado un ciudadano, al que le han caido dos años de cárcel por homicidio, como consecuencia del enfrentamiento que llegó a tener con un delincuente, defendiendo a una mujer que estaba siendo objeto de robo y agresión, en plena calle, y haber fallecido el atacante tras caer al suelo. Pero claro, cuando alguien actúa de esa manera, en defensa de una víctima, no puede saber, a priori, como va a terminar ese forcejeo, esa pelea, ni las consecuencias que puede tener propinar determinado golpe.

De manera que si, el joven que llegó a defender a la mujer que estaba siendo agredida llegara a acabar en la cárcel, pocas ganas les quedarían a los demás ciudadanos para defender a otras posibles víctimas en situaciones similares. Y lo más triste, es que cuando llegara a darse ese caso, justo en el momento en que se llegara a negar ayuda, sería cuando los practicantes de lo políticamente correcto se rasgarían las vestiduras, y sacarían a relucir aquello de la insolidaridad y otras cosas por el estilo. De ahí que, como este tipo de situaciones, desafortunadamente, van a volver a repetirse, está bien que el tema sea objeto de debate, y de modificación de las leyes, llegado el caso.

Pero claro, el hecho que quien ha sacado a la palestra este tema haya sido un partido que es como es, y que suele adolecer de planteamientos próximos a la demagogia, es motivo suficiente como para que los demás no hagan demasiado caso, aunque sean conscientes que nadie tiene la razón siempre, ni deja de tenerla de por vida.

Los veranos generan menos noticias, de ahí que estos hechos hayan cobrado más relevancia, pero, en cualquier caso, bienvenido sea el verano, porque hablar de temas que conciernen a todos siempre es importante, y si se pone el foco en quienes cumplen con las leyes y no en quienes las trasgreden, pues mejor. Claro que, quienes tienen la obligación de encargarse de estas cosas son los diputados y senadores, que llevan varios meses sin pegar sello, y lo que les queda, porque no parecen tener prisa en ponerse en marcha y formar gobierno.