Deshojada la margarita de la composición del nuevo Ejecutivo de la Junta, con pocas sorpresas sobre lo que días atrás se venía especulando, cabe subrayar algún que otro apunte a propósito del gobierno de coalición con el que se da cumplida cuenta del pacto de legislatura alcanzado entre el Partido Popular y Ciudadanos. Diez consejerías, seis por decisión de los 'populares' y cuatro, por la formación naranja, conforman la estructura de un Gabinete presidido por Alfonso Fernández Mañueco (PP), con el vicepresidente único Francisco Igea (Cs) como lugarteniente, portavoz y responsable de la nueva cartera de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior.

En la propia elección de los consejeros se percibe también el diferente perfil elegido por cada uno de los partidos socios en el Gobierno autonómico. De un lado, el PP ha optado por un marcado perfil político, quizá para demostrar en qué lado se encuentra el mayor peso del nuevo Ejecutivo, mientras que los altos cargos propuestos por Ciudadanos responden más bien a ese origen profesional y técnico. Cierto es que, en conjunto, combinan experiencia y trayectoria, aunque queda lejos de la paridad que suele predominar las nuevas estructuras institucionales: siete hombres y solo tres mujeres, sin contar el presidente.

Como sucede en todo proceso de selección, en este no todo ha sido un camino de rosas y, aunque ahora proceda cerrar filas, a nadie se le escapa que al final Alfonso Fernández Mañueco ha superado las reticencias de Cs en relación al nombramiento de Suárez-Quiñones, que repite en la cartera de Fomento y Medio Ambiente, y también los palos en la rueda colocados por el propio PP nacional con respecto al zamorano Jesús Julio Carnero, quien estará al frente de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.

La primera prueba del nueve para el recién estrenado Ejecutivo de Castilla y León, que tomó posesión el miércoles en un acto al aire libre en Presidencia con menos asistentes que en pretéritas ocasiones, pasa por dos cuestiones de carácter interno: diálogo y confianza. Dos premisas ineludibles que deberán primar las deliberaciones de la comisión de secretarios y los acuerdos que, posteriormente, adopte el Consejo de Gobierno de la Junta. No olvidemos que cualquier órgano de decisión integrado por dos partidos políticos corre el riesgo de perder la acción de gobierno única. Ésta y no otra será la auténtica prueba de fuego a la que ya se enfrentan Mañueco e Igea: hacer un solo equipo al margen de los colores políticos. Y en esto cuentan tanto o más los gestos que las propias palabras o lo rubricado en un papel.