Hace no tantos años los "culés" presumían, no sin razón, de tener la mejor "fábrica" de jugadores de fútbol de toda España, y probablemente de toda Europa, pues de "La Masía" salían como churros, grandes deportistas. Allí se fraguaba el desarrollo y la trayectoria de jugadores exquisitos que practicaban un buen trato de balón, y que encajaban en un particular tipo de juego. Comenzaba su formación en la época de alevines y no terminaba nunca. De ahí, que, en un momento determinado, un entrenador independentista, como Guardiola, llegara a alinear, en un mismo partido a once jugadores canteranos, o de "la pedrera", como suelen decir en Cataluña, del primer equipo del F.C.Barcelona.

A "La Masía" llegaban niños de Cataluña y del resto de España, como también de otros países, con la ilusión de que, una vez formados, llegar a jugar en uno de los equipos más importantes de la "Primera División Española", como era el "Barça", pues oportunidades no les faltaban; de hecho, muchos de ellos llegaron a forjarse grandes carreras deportivas, bien en ese club o, en el peor de los casos, en otros clubs de la máxima categoría. De allí salieron aquellas figuras a las que los seguidores del Barça gustaban llamar los de las competiciones en "color", para distinguirlas de las que, hasta entonces, venía ganando el "Real Madrid", que por aquello del tradicional "pique" "picados" les decían que las suyas habían sido en "blanco negro"

Mientras esto sucedía, los catalanes votaban a los socialistas del PSC y a aquella unión de nacionalistas moderados, de corte conservador, llamada CiU, mientras los independentistas de ERC no pasaban de ser una simple anécdota. Desde entonces han pasado solo unos pocos años, y el voto socialista ha venido a menos, y aquella CiU ha legado a desaparecer, ocupando su espacio un batiburrillo de siglas independentistas, auspiciadas por los antisistema y los señoritos de Pedralbes que, de manera ladina, han sabido jugar con los sentimientos localistas. De manera que ahora aquello es un sistema de ecuaciones con muchas incógnitas y, por tanto, también con muchas soluciones. Y es, precisamente ahora, cuando el F.C. Barcelona está contando con menos jugadores locales y de la propia cantera, ya que apenas cuenta con dos o tres que suelan formar parte, con cierta asiduidad, del equipo titular, lo que deja traslucir que aquel árbol de" La Masía", que tantos frutos había dado, se está secando.

De aquel eje mágico, compuesto por Pujol, Xavi, Iniesta y Messi, solo queda este último jugador, que, para suerte del "F.C. Barcelona" continúa siendo el número uno del mundo. Y de entre aquellos otros que ayudaban a conformar un bloque de ensueño queda solo Josep Piqué, cuyo carné de identidad hace pensar que no pueda continuar durante mucho tiempo. Ahora lo que existe es un nutrido grupo de mercenarios, de variopintas procedencias y nacionalidades, muy bien pagados que, un día están allí y al día siguiente en un club de la competencia, cuyo principal objetivo es observar como crece el saldo de sus cuentas bancarias.

De manera que, entre unas cosas y otras, no ha vuelto a oírse hablar de aquellas "trobadas", o reuniones de peñas, que se celebraban todos los años hermanando a los miles de seguidores blaugranas repartidos por toda España. Y es que el hecho que el presidente del club haya hecho ciertos guiños al independentismo no ayuda nada, como tampoco que en el minuto 17 de los partidos que se juegan en el "Camp Nou" parte de la grada emita gritos de "independencia".

Estas cosas molestan a gran parte de los seguidores del Barça que, envueltos en esa atmósfera de tristeza inconfesable, incluso llega a dolerles, porque dicen, y con razón, que ser seguidor del Barça fuera de Barcelona es lo que tiene mérito, porque viviendo en Barcelona además de natural resulta tan sencillo, lo mismo que ser del Real Madrid, en la capital de España. De manera que el que más y el que menos no está de acuerdo con la politización del club que, por diferentes méritos y circunstancias, había generado muchos seguidores a lo largo de los años.

A pesar de todo, la mayoría aún no tira la toalla, porque ya se sabe que solo hay dos cosas de las que los hombres nunca van a renegar: de ser hijos de su madre y de ser fiel a su equipo de fútbol. Aunque lo cierto es que, últimamente, declararse seguidor del Barça, fuera de Cataluña, cuesta cada vez más, porque hay mucha gente que no está dispuesta a entender que una cosa es un determinado sentimiento, en este caso hacia un club de futbol, y otra muy distinta las andanadas que suelta, a veces, la política.

De manera que en Cataluña se está dando esta paradoja, la de observar que cuando casi nadie votaba posiciones independentistas, el Barça ganaba trofeos a espuerta, con jugadores formados en su cantera y dirigidos por un entrenador independentista, mientras que ahora, con un movimiento independentista fuerte, de corte radical, se está conformando con tener jugadores foráneos y con ganar menos competiciones, y para más inri poniendo en juego un equipo dirigido por un entrenador extremeño.