La primera, la forma más segura de no resolver un problema consiste en plantearlo incorrectamente. Esto es, desvirtuar su entidad al dar apariencia de conflicto introduciendo en el debate elementos de tipo diplomático, político, jurídico, financiero o simplemente de convivencia social, cuando lo que ha dado lugar a la controversia es de naturaleza completamente diferente a la que se expone. Si cada uno de los actores lee la partitura de forma diferente no hay posibilidad de que haya harmonía por muy buena que sea la música que contienen las notas.

Cuando todo ha saltado por los aires, con frecuencia se oye proclamar estérilmente con lúgubre satisfacción "ya lo había dicho yo". Muy bien, añade a tu currículo que estas dotado para predecir las catástrofes si eso te hace feliz. La imaginación puede ser una función de la voluntad inteligente, pero en este tipo de fantasías suelen ser compensaciones de quienes no han entendido nada de lo que es la realidad en la que viven ya que con ese sentido de las cosas no hay forma humana de transformar la realidad.

La segunda forma que hay de no resolver un problema es con "escraches". El independentismo catalán ha anunciado una concentración frente al Parlamento Europeo para protestar por la ausencia de Puigdemont, Comín y Junqueras por no permitir su incorporación a la Eurocámara como diputados sin cumplir con los requisitos que se le exigen a todos los demás miembros del mismo.

El movimiento del 15-M tuvo gran apoyo popular porque sus consignas parecían orientadas a cambiar la política del Gobierno del PP. ¡Uf, qué alivio! Al menos ha surgido un movimiento que pretende neutralizar la hegemonía de la política liberal de la derecha y se han agrupado entorno a una serie de propuestas emocionales que parece que son aceptadas por un número elevado de simpatizantes. Pero las emociones no son cimientos suficientes para crear un partido político, es preciso analizar si se tiene razón o si estamos construyendo castillos de arena, que pueden ser derribados desde dentro por el ímpetu de los que tienen iguales sentimientos bajo otra bandera.

Hace poco tiempo, con frecuencia, me ordenaban que debía mantener la Seguridad Ciudadana ante determinados colectivos que habían anunciado salir con pancartas a manifestarse públicamente. Siempre coreaban las mismas consignas pero actuaban bajo banderas diferentes y siempre se acababa de la forma que ustedes se imaginan.

La tercera forma de no resolver un problema es no teniendo voluntad de resolverlo. En estos días un miembro del Gobierno catalán, con menos luces que una babosa, dice que en el incendio de Tarragona colabora en la extinción el Ejército de un país vecino que es España. Este personaje pertenece a una Institución que solo acepta hablar con el Gobierno de España, su Gobierno, sobre la idea disparada con un lanzallamas de la autodeterminación.

Cuando en este diario se lee que un pequeño grupo de personas ha pronunciado frases despectivas contra la directiva del PSOE frente a la sede en Zamora he pensado que esto no puede ser bueno para ustedes. Nunca es bueno creer que el placer de la agresión, aunque sea verbal, esconde detrás una virtud. Se lo dice una persona que siempre ha militado en el único bando que conoce, el PSOE.