Nos estamos tomando a broma lo del cambio climático y sin darnos cuenta nos aproximamos a un precipicio que no tiene fin. Dos titulares que hoy me han abocado a la preocupación o puede que directamente al miedo aunque no quiera reconocerlo. El miedo es libre. Un titular: "La pérdida de hielo en el Antártico se ha precipitado en los últimos cinco años". Otro titular: "Alaska se quema y se derrite. Una ola de calor bate récords de temperatura". Que en España el mercurio suba a 39 ó 40 grados es incluso normal. Que en Alaska el termómetro marque 29º no lo es tanto.

Tengo mal día porque veo que esto, es decir, el mundo que conocemos, se va a la porra. Y no hacemos nada por remediarlo. Donald Trump que podría ejercer la fuerza que le da el poder omnímodo que tienen los presidentes de Estados Unidos, no está por ninguna de las labores que permitan asegurar la salud del clima. Seguimos contaminando consciente o inconscientemente. Seguimos cargándonos cada día un poco más la capa de ozono, provocando con nuestros comportamientos a la madre naturaleza que se está empezando a cansar de estos hijos díscolos y descuidados que niegan la realidad o no tienen ojos para ver lo que está sucediendo.

No deja de ser preocupante que el océano Antártico haya perdido en los últimos cinco años más hielo que el Ártico en las últimas tres décadas. La NASA está en ello pero como no colaboremos todos los demás, especialmente los gobiernos del mundo con sus medidas de protección y los ciudadanos sensibilizándonos, el mundo se acaba. Como se produzca el deshielo del que tantas veces hemos oído hablar, apaga y vámonos. Si la pérdida de hielo sigue el ritmo que lleva ya podemos empezar a preocuparnos. Encima, un experto en riesgos naturales ha afirmado que "hay una gran amenaza de tsunami en España" y ha alertado, porque quien avisa no es traidor, a las autoridades de la importancia de instruir a la población para saber cómo actuar ante un fenómeno de estas dimensiones.

España tiene mucho litoral, vamos que en caso de tsunami nos pilla sí o sí. Según el citado experto el sur de España y este del Mediterráneo tiene una sismicidad activa que le hace en exceso proclive a sufrir tsunamis. Y nosotros tan campantes. Como si eso sólo pudiera suceder en Indonesia y como muy cerca en Lisboa. Estamos avisados. Nunca estaremos convenientemente preparados porque ni la autoridad competente ni los ciudadanos han dado pábulo al aviso. Para que luego digan que el cambio climático es un invento de los ecologistas.

Malo lo del Antártico y lo de la posibilidad de tsunami en España pero, anda que lo de Alaska. Parece ser que no solo se quema es que también se derrite. En Juneau, la capital del Estado más al norte del país, han llegado a alcanzarse lo nunca visto, 28º en medio de una oleada de más de 300 incendios forestales. Los rigores del cambio climático se están dejando sentir con una fuerza inusitada en las tradicionalmente frías tierras del norte, que vive una situación atípica en el Estado de la Última Frontera. Situaciones así no se producirían si fuéramos más respetuosos y responsables con el clima. El mundo que conocemos está en fase de extinción si el sentido común no lo remedia. Es tarea de todos, a pesar de Trump, ponernos manos a la obra e impedir que el hielo del Ártico o como en este caso el Antártico nos anegue una vez derretido y que las temperaturas vuelvan a su cauce. Y no que Alaska se derrite de calor como si fuera o fuese Andalucía o la dura estepa castellana.