No pocos, posiblemente , hemos experimentado una alegría al leer el día 26 en LA OPINIÓN-EL CORREO: " La centenaria librería Semuret se salva al lograr un relevo in extremis". Habíamos sentido pena por informaciones anteriores en las que se nos decía que no había respuesta para el ilusionista y ya con derecho a jubilación y sucesión don Luis. En la mayor parte de las provincias o en todas, existe una librería y editorial como Semuret. Cultiva, protege, promueve lo propio, lo autóctono, lo que conocemos con el familiar, emotivo, cultural apelativo de identidad provincial o comarcal. Lo más nuestro, lo que nos permite aportar una riqueza singular al conjunto de valores, lo que no se puede perder, lo que los pueblos inteligentes apoyan , custodian como un valor singular. Ese mismo hecho genera que sus productos como son libros, revistas, canciones, folclore, cocina, gustos, muebles vestimentas, costumbres y un largo etcétera, tengan unos destinatarios , un público, restringido, limitado. Y las grandes editoriales comerciales no quieren aventuras, ni involucrarse en cosas de pequeña monta aparente como pueden ser las de Zamora y sus gentes, temáticas, costumbres, recuerdos, innovaciones, nuevas ideas.

Todo eso queda para arriesgados ilusos, utópicos como ha sido D. Luis. Y a veces han contado con la comprensión y colaboración de instituciones que también entienden que la identidad provincial es muy importante y escribirla, recopilarla, narrarla, reflexionarla, divulgarla es una cuestión que nos incumbe a todos, también a quienes presiden estas instituciones públicas como Diputación, gobiernos, ayuntamientos que son de todos y para todos y privadas como empresas o entidades financieras. Y no vale hacerse los suecos.

La identidad de una provincia y además pequeña, su conocimiento es un elemento aglutinador que repercute en la evolución, economía, el turismo, la autoestima y hasta en la política. Sentirse, enorgullecerse y comportarse como zamorano con naturalidad pero sabiendo y conociendo su pasado, su presente y aventurando su futuro es una cuestión digna, positiva, merecedora, acreedora de ser revivida y apoyada- Por eso en esa mañana del 26 cuando leíamos en otro símbolo de esa identidad Zamora como es su y nuestra LA OPINIÓN-EL CORREO que una joven filóloga de nombre Judith Pino tomaba el relevo de D. Luis González y Semuret sigue, pensamos, en Zamora hay vida, hay identidad, hay ilusión y la nueva pilota de esa aeronave de 115 años, es intrépida que se arriesga a sacar nuevos rumbos identitarios, no puede quedar sola, escondida detrás de un viejo mostrador. Todos debemos saber que ella nos han empezado a rescatar algo de la identidad zamorana. Se lo agradezcamos y la colaboramos. No se sienta sola Judith Pino. Junto a D Luis que le susurrará muchos consejos, otros sacaremos de su siesta a quien debe colaborar. Que sus palabras se cumplan "Me hago cargo porque no quiero que esta librería se cierre. El libro, a día de hoy, es una herramienta muy importante"