Regreso de Francia, esta vez el recorrido ha sido por las partes que quedaban por ver de la Occitania; La Provenza, parte del Languedoc Rousillon, Midi-Pirineos y la Costa Azul. Recorro ciudades y pueblos, (algunos de ellos totalmente amurallados y con potentes torres defensivas) como, Toulouse, Cahors, Souillac, Carenat, Beaulieu sur Dordogne, Pamiers, Carcason, Conques Serrabona, Narbona, Aigues Mortes, Aviñón, Tarascón Beaucaire, Aix en Provence, Marsella, Nimes, Arlés y muchos más.

De allí nos han llegado sus costumbres, historias, modas, una forma de entender mejor los países que no son los nuestros. Henry Miller pensaba lo mismo de los viajes, "Nuestro destino nunca es un lugar, sino otra forma de ver el mundo".

Vuelven a impresionarme el verdor de sus campos, el agua, sus ríos y canales, y la magnitud y la fuerza de sus paisajes, árboles y más árboles e incontables viñedos, lavandas e hiniestas que jalonan la ruta. El Parque natural de La Camarga, las Salinas, el delta del Ródano, las Marismas y el Canal de Midi que une el Atlántico con el Mediterráneo, gracias al sueño de un modesto recaudador de impuestos, Pierre Paul Riquet, allá por el siglo XVII. Lo llevó a cabo para evitar los ataques que sufrían los barcos franceses de los piratas, las naves británicas y la flota del rey de España, al tener que pasar por el estrecho de Gibraltar. Mandó una carta a Colbert, ministro de Luis XIV, el cual no le hizo apenas caso. Pero el rey al tener noticia de dicho proyecto lo apoyó plenamente y ahí está.

Como dato curioso, reseñaré, que la idea de crear una prenda de vestir que ha unificado a través de la moda a los habitantes de la tierra, los vaqueros, nació por estas latitudes concretamente en Nimes. En esta ciudad famosa por sus fábricas de tejidos, se fabricaba desde la Edad Media una tela muy resistente usada para velas de barco y lonas de carretas, que se llevó a América, concretamente a San Francisco, un emigrante bávaro, llamado Levi Strauss, en la época de los buscadores de oro. Como vio que sus prendas de allí eran poco resistentes, ideó unos pantalones con esa "serga de Nimes" con muchos bolsillos con doble costura y remaches, para que metieran las piedras y el éxito fue inmediato.

Desgraciadamente, las ciudades de esta zona están como las de toda Europa, en proceso de descomposición. Todos los cascos históricos, salvo alguna excepción se ven medio vacíos y la mayoría de las casas en pésimo estado de conservación. Han quedado esos barrios antiguos habitados por gente de mucha edad y emigrantes. La mayoría de los lugareños se han trasladado a vivir a los alrededores.

Casi todas las localidades están situadas a ambos lados de ríos navegables, lo que les da un encanto especial.

Los políticos franceses, en campaña y como en el resto de los países, en vez de dedicarse a gobernar, hacen lo que aquí acostumbran, buscan situarse con los máximos privilegios en la vida, bien por afición, bien porque, aunque llegan a la política con una mano delante y otra detrás, nunca han trabajado como el resto de los mortales y les parece que meterse en eso, es la forma más fácil de conseguir un puesto bien remunerado sin haber dado un palo al agua. También allí trafican con votos por puestos. Es una plaga.

Paso por pueblos y ciudades, donde se han forjado leyendas muy antiguas y el destino de nuestro continente, en los cuales quedan huellas de un pasado lleno de edificios y objetos incomprensibles para la mayoría de los ciudadanos actuales.

Escondidos en recónditos lugares de Los Pirineos encuentro pueblos sin gente y perdidos monasterios que han quedado relegados simplemente a destinos turísticos, iglesias con portadas únicas en el mundo, reconvertidas en bodegas y salas de fiesta, gentes que asisten atónitas a la decadencia de Europa y pocos niños. Lo mismo que en nuestra tierra.

Recorro una zona fascinante de solitarias, ocultas y espléndidas abadías prerrománicas y románicas que no sufrieron contaminación con el gótico, por lo que se conservan casi intactas.

La abadía de Serrabona conserva completa la tribuna románica de una belleza insuperable o la portada florida de Cahors, los restos de la abadía de Souillac con ese magnifico profeta a la derecha de la puerta, la iglesia de Beaulieu sur Dordogne con unas esculturas excepcionales, para llegar a ella pasé por un pueblecito llamado La Hiniesta, la gran catedral fortaleza de Albi, que se eleva robusta hacia el cielo, en la que surgió la herejía albigense, tierra de cátaros; la ciudad de Saintes Maries de la Mer, en el corazón de la Camarga, 702 hectáreas de naturaleza salvaje de marismas y humedales, prados y bosques donde se representa cada año la llegada por mar desde Tierra Santa, de las santas María Magdalena, María Salomé y María Jacobi, que tuvo lugar en el siglo I de nuestra era y donde se veneran sus restos en la iglesia. Varias veces al año se reúnen en el lugar los gitanos de toda Europa para rezarle también a Sara, una de las jóvenes que acompañaron a las citadas santas. Toda la ciudad es una recreación del Rocío andaluz. Abundan los caballos camargueses y la raza autóctona de toros camargos, de astas apuntando hacia lo alto, negros zaínos, que cuando envejecen su pelo se vuelve blanco.

En las terrazas, gentes cantando rumbas y otros palos del flamenco, tiendas de recuerdos, peinetas, panderetas castañuelas y trajes andaluces.

El valle de Conques, en una abadía con portada románica de primer orden donde se representa la visión apocalíptica de San Juan, se conserva el relicario de oro de santa Fe, del siglo IX, aunque la santa fue martirizada en el siglo IV, la cual devuelve la vista a los ciegos, así como una escultura prerrománica de ella entronizada. Los claustros de San Gennis, Kuxá o de San Trófimo de Arlés y tantos otros lugares maravillosos.

Por todos ellos encontramos buena gastronomía y excelentes vinos. Camino de Carcasón probamos sus prepotentes guisos de legumbres y carne, conocidos como, "las cassoulettes". Por estas tierras nacieron las bullabesas o sopas de pescado, palabra occitana que significa hervir con fuego bajo. Probamos el confit de pato y el aperitivo Or-Kina.

También en la Occitania cuentan con lenguas propias. El antiguo latín del clero, unido a otra lengua de raíces occitanas dio lugar a una nueva lengua viva, dócil y galante, que pusieron de moda los trovadores allá por el siglo XII con la que se unificaron ideas y creencias de todas las gentes del sur, cautivando a las cortes de medio mundo con su música y su poesía.

La primera poesía vernácula de la Europa medieval se difundió a partir del siglo XI por trovadores de estas tierras. El mismo Dante sucumbió ante tanta belleza y en el Canto XXVI de su Divina Comedia, caminando por el purgatorio, recoge en lengua occitana esta bella reflexión, que pone en boca de uno de los más famosos trovadores del momento, Arnaut Daniel, el cual le hace participe de su dolor. "Leu sui Arnaut que plor e vau cantan... Yo soy Arnaut, que lloro y voy cantando, pensativo veo el pasado desvarío/ y veo gozoso la alegría que ante mí espero".

Ya lejos quedan los ecos de aquellas melodías, pero, aunque sin uso, vivas sus campanas.

Igual que en Zamora, porque es de celebrar que por estos días se reúna en la ciudad una nueva hornada de campaneros propiciada por la Asociación de Campaneros, cuyos integrantes realizan una labor extraordinaria, empeñándose en enseñar a los jóvenes su lenguaje.

Recorren ilusionados las ciudades y pueblos de España con un campanario portátil, para que no se pierda esta tradición, y se puedan seguir trasmitiendo así por el aire los mensajes que muchos ya no saben interpretar, los toques de gloria y alegría o de rebato por fuego o de tormenta o de difuntos.

La música siempre tan necesaria, acompañando con sus sones y repiques el camino de las gentes por la vida, para que así todos podamos ampliar un poco más nuestras formas de entender al mundo.