La estrategia del PSOE con respecto a Ciudadanos no es otra que la de erosionar el partido de Rivera hasta dejarlo convertido en arenisca. Se le han abierto tantos frentes a Rivera que resulta increíble que pueda aguantar la ofensiva como lo está haciendo. Los partidarios del líder naranja se reducen, mientras las voces que hablan de la abstención de Ciudadanos que favorezca la investidura de Sánchez, crecen. Si la abstención del líder naranja fuera un freno para no depender casi en exclusiva del nacionalismo, de los bilduetarras y de esa forma desinflar la ambición de Pablo Iglesias, la exigencia sería unánime y no que hay división de opiniones.

Pedro Sánchez no es fiable. Lo sabe Rivera y lo saben muchos de los naranjitos discrepantes que han pegado un portazo y se han quedado tan oreados: Hace bien Rivera en no fiarse. La abstención no garantiza que el presidente en funciones no vaya a armarla parda una vez que tome posesión. Ningún español quiere, salvo cuatro descerebrados, que España dependa en exclusiva de los nacionalistas. Voces autorizadas aseguran que "Sánchez no tiene escrúpulos" y que su "peligrosidad política" es incuestionable, de ahí la postura inamovible de Albert Rivera.

La ofensiva de Sánchez y su grey continua mientras Rivera sigue aguantando estoicamente dispuesto incluso a irse al 'destierro' con cuatro de los suyos, Arrimadas, Villegas, del Páramo y Hervías, "polvo, sudor y hierro, Albert cabalga". Con los discrepantes no puede contar ya, se han cerrado en banda. Tony Roldán, Javier Nart, Garicano, Maura se muestran contrarios al 'no es no' del líder. El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que está a la que salta, ha instado a Rivera, tras la salida del portavoz económico de Ciudadanos, Toni Roldan, a dos cuestiones: que se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez y a que "salga de su laberinto". Como la presión sobre Rivera es tan brutal, Ábalos se ha permitido preguntarle: "¿Cuántos diputados de Ciudadanos tienen que dimitir para que Ciudadanos sea lo que se esperaba de ellos?": Hombre, no creo que lo que se esperase de ellos fuera el apoyo a Pedro Sánchez a cambio de nada, aunque sea desde la abstención. En lugar de mirarse al ombligo lo que tienen que hacer es dejar que hablen sus votantes. Y sus votantes no quieren saber nada que ligue a Ciudadanos con la izquierda.

José Luis Ábalos no debe estar al corriente de lo que sucede en Zamora con su partido. Por lo menos en Ciudadanos, pueden discrepar. En el PSOE zamorano, al primero que osa levantar la voz lo fulmina por whatsapp. La grandeza que se esperaba de la dirección del Partido Socialista en Zamora no se ha producido. ¿Cuántos Tomás del Bien hay que sacrificar para que un líder provinciano, perdón, quise decir provincial, sea y haga lo que de él se espera? Está bueno el PSOE zamorano, ¡como para sacar pecho! Las voces discrepantes nunca han gustado a los mandamases socialistas. De hecho a los discrepantes, tras una campaña bastante sucia en su contra, se les ponía de inmediato fuera de juego. Así, ni el Tato se movía.

Antaño, Alfonso Guerra advertía que aquel que se moviera no salía en la foto. Hogaño la cosa apenas ha cambiado. A Sánchez, Ábalos y compañía también se les ha presionado en cierto modo pidiéndoles, rogándoles que su 'no es no' del periodo Rajoy lo hiciera extensivo a Bildu y al nacionalismo. La respuesta ha dejado mucho que desear. Sánchez ha puesto en peligro a Navarra, la gran codiciada por el PNV, haciendo todo lo contrario de lo que le pedían los constitucionalistas, incluidos muchos de sus barones, por cierto, callados como zorros. Voces discrepantes silenciosas.