No sé si es por el tipo de educación que hemos recibido o por herencia genética entre los españoles siempre han estado presentes las quejas, las pretensiones no alcanzadas y los agravios. Nunca hubo un Gobierno, un dirigente de una organización, o incluso nuestro presidente de la comunidad de vecinos del que no nos sintamos agraviados. El agravio supone el no reconocimiento de reivindicaciones, la humillación o el menosprecio, pueden ser promesas incumplidas o deberes, frente a derechos reales colectivos o individuales. En 1826 los absolutistas españoles se levantaron en armas contra el monarca Fernando VII, desde entonces se conoce como "Guerra de los agraviados". Al año siguiente lo hicieron los absolutistas catalanes, los "malcontents", se agruparon en partidas de escopeteros con el lema de "Religión, Rey e Inquisición". Un ensayo del carlismo mal calculado que fue sofocado unos meses después.

En la España constitucional también hay ciudadanos que se sienten agraviados a pesar del consenso de 1978 que afrontó los problemas históricos con notable éxito. España como nación de naciones, autonomías, reconocimiento lingüístico diferencial y reparto de poder político, frente al paternalismo. Ahí tenemos el "Proces". El nacionalismo vasco se siente agraviado por un problema que Juaristi lo ha definido como "la melancolía del vasco del caserío". En el caso de unos y otros se deben respetar las decisiones de las bases y el Estado debe reconocer su derecho a la autodeterminación. No importa si el agravio que se invoca es real o ficticio ni el número pequeño o grande de los que se sienten agraviados.

Un número importante de personas, algún partido político y los sindicatos progresistas se sienten agraviados en muchos casos porque creen que hay una tendencia poco favorable a la implantación de un estado socialista

He traído a esta columna los casos más notables de los agravios ficticios como ejemplos clamorosos que han arrastrado a gentes de buena fe, o simplemente de conciencia perezosa o mal informados. Pues esto que ocurre a nivel nacional sucede en todas las instituciones cuando alguien se postula para un cargo y no consigue su propósito. Deberíamos montar las campañas con un fin político y no sobre agravios, no conozco un solo caso en el que el "agraviado", no se haya convertido en un político disidente dentro de la institución a la que pertenece y por extensión para la sociedad.

Cuando Robert Fitzgerald Kennedy, se presentó para las elecciones en 1968 ya habían asesinado a su hermano John y a Luther King, Robert montó su campaña electoral sobre las bases de la justicia social y la compasión por el otro y no sobre los agravios de que había sido objeto su propia familia. Los disidentes que necesitamos nosotros son aquellos que sean capaces de promover campañas basadas en la erradicación de la miseria en nuestro país.

Queridos compañeros socialistas zamoranos, no tengo más información de lo que ha dicho hoy este periódico sobre vuestro asalto a la sede del Partido, de vuestro acto me he hecho una reflexión. ¿Os habéis parado a pensar cuanto compañeros fueron detenidos y fusilados, no hace mucho tiempo, por pertenecer a la Casa del pueblo?. Para aquellos su sede era un santuario, el único que tenían, y ahora vosotros lo asaltáis con compañeros dentro, es lo que dice la prensa. Los zamoranos son menos considerados en la censura de vuestro acto que este periódico. Supongo que los que estaban allí reunidos era para decidir lo mejor sobre lo que puede ser útil a los zamoranos.

(*) Portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Peñausende.