No son pocos los retos que tiene que afrontar el futuro Ejecutivo de Castilla y León. Desde la aprobación de medidas para frenar la despoblación hasta la adopción de planes económicos que impulsen el crecimiento, el empleo y la competitividad industrial. Son solo algunos de los muchos desafíos que la región tiene por delante para los próximos cuatro años. Pero entre ellos hay uno que no por ser menos debatido deja de ser capital para los intereses generales. Y me refiero a la capacidad de influencia que debería tener la Comunidad en España y en Europa. Es una cuestión que va más allá del tamaño geográfico o del peso relativo en el PIB del país. Porque, más bien, se trata de dilucidar qué voluntad política hay entre nuestros dirigentes para que un territorio histórico y garante del derecho universal de gentes como es el nuestro ocupe el lugar que se merece en el contexto nacional e incluso supranacional.

Seamos sinceros, Castilla y León ha mantenido hasta ahora un perfil bajo en esa necesaria tarea de ejercer una mínima influencia en los verdaderos núcleos de decisión, es decir, en Madrid y Bruselas. Hemos sido más bien una Comunidad timorata y débil, cuando otras zonas de España, como el corredor mediterráneo, nos llevan la delantera en infraestructuras y en otra serie de indicadores de peso económico. Son en esos lugares de decisión nacional y europeo donde hace falta una auténtica vuelta de tuerca para que Castilla y León alce su voz para atraer dinero e iniciativas. No podemos olvidar que desde las sedes legislativas de Estrasburgo y Bruselas se adoptan las directivas que luego afectan al 80 por ciento de las normativas que de un modo u otro regulan nuestra convivencia diaria. Y es ahí, junto con Madrid, donde nos jugamos los cuartos y el desarrollo sostenible. Por ello, supone un motivo de orgullo colectivo que haya noticias encaminadas a elevar esa imprescindible voz autonómica en los organismos e instituciones europeas. Ejemplo de esto último lo tenemos en el recién nombramiento del presidente del Consejo Económico y Social (CES) de la Comunidad, Germán Barrios, como vicepresidente de la Red Transnacional Atlántica, una plataforma de cooperación de la sociedad civil de las regiones europeas dentro del denominado Espacio Atlántico y que, por turno, preside ahora Francia.

Sin duda, si queremos como castellanos y leoneses que nuestras demandas se escuchen en los centros de decisión, el camino es ese y no otro.