miento que como poco tiene un nombre curioso: La Mafia. Son muchos los zamoranos que se preguntan a diario, cuando ven los carteles de 'próxima apertura', si tendrá algo que ver con la realidad zamorana. No se me haga el 'longuis', por favor. Cuántas veces hemos oído hablar de "la mafia zamorana". De los clanes mafiosos de Zamora. En esta ciudad y provincia, cuando individual o colectivamente alguien cae mal, alguien no gusta, alguien estorba, siempre se emplea la misma palabra: mafia.

Es más, hace muchos años que vengo oyendo que las mafias napolitana, calabresa, siciliana, cosa Nostra, Camorra, 'Ndrangheta y Sacra Corona Unita son nada comparado con las mafias de Zamora. Todas tienen su Padrino pertinente al que en 'petit comité' no dudan en ponerle nombres y apellidos. Pero sólo eso, en la cobardía del 'petit comité' porque, llegada la hora de la verdad, se echan para atrás como los cangrejos y eso de dar la cara, para Rita la panadera.

Es lo jorobado de Zamora, 'ciudad del Anónimo', y no precisamente veneciano, la cobardía que subyace en tanto insulto, en tanta acusación, en tanto mensaje que se oculta tras el pseudónimo. Lo de dar la cara es para quienes tienen la gallardía necesaria, para los que manejan la verdad y pueden contarla con la seguridad que da estar en posesión de la realidad. Está por verse si se pusiera frente a frente al insultador y al insultado, si el primero no saldría corriendo 'cagadito' de miedo.

Ignoro si en Zamora hay mafias. Hablan de estos. Hablan de aquellos. Hablan de los otros. Hablan de los de más allá pero todo queda en eso, en habladurías. Conocemos sobradamente el deporte favorito de un sector de zamoranos. Y da igual que sean hombres o mujeres. A la hora de soltar la húmeda hay una paridad casi absoluta. Huya de aquellos que hablan de más. Huya de los envidiosos, de los criticones, de los narcisistas e incluso de los pesimistas, porque es gente tóxica. Es mejor aprender a identificarlos para distanciarnos a tiempo. Hay que desprenderse de las relaciones que no aportan nada a nuestra vida porque acaban convirtiéndose en tóxicas. Hay que deshacerse de aquellas personas que guardamos compulsivamente y empezar a valorar con quien merece la pena compartir nuestro tiempo.

No sé si en las presuntas mafias que, se dice, rumorea y comenta, existen en Zamora, hay personas que llevan aparejadas alguna de esas lacras. Quienes las llevan consigo son aquellos que las bautizan. Madre mía si todo lo que se dice fuera cierto. Topas se quedaba pequeño para albergar a los miembros de la presunta mafia zamorana a título individual y a título colectivo. Dicen que se les identifica fácilmente por sus comportamientos. Hasta donde yo sé hay un decálogo que no sé si cumplen aquellos señalados por el índice acusador de tantos: No prestar dinero a un amigo; no desear a la mujer del prójimo; prohibida cualquier tipo de relación con la policía; no dejarse ver por bares y círculos sociales; estar disponible en cualquier momento del día o de la noche; se puede matar, extorsionar traficar pero nunca robar el dinero de otras personas o de otros clanes mafiosos. Juzgue usted mismo.

La próxima inauguración del establecimiento que ha elegido ese nombre y que no es el único en nuestra comunidad y en el resto de España, ha hecho aflorar ese viejo retintín que individual y colectivamente pesa sobre algunos zamoranos: la mafia.