Vivimos tiempos de empacho historiográfico, apenas nos despertamos por la mañana, nos damos cuenta que ha empezado la "guerra" con los pactos, pero en cualquier sitio que tocas la memoria duele. Durante mucho tiempo se había aceptado que cada partido político podía cultivar su particular mitología sin estridencias y, excepto los nacionalistas, nadie parecía aspirar a convertir la suya en historia oficial y que fuera aceptada como la única verdadera. Ahora los líderes de todos los partidos que han perdido las elecciones dicen que es el presidente, Pedro Sánchez, el que los ha obligado a atrincherarse y disparar a voleo.

Hay un aspecto en el que todos parecen coincidir, cada uno de ellos ha descubierto el "Mediterráneo" y lo proclama entusiasmado a los cuatro vientos. Mal asunto. La contabilidad moral de la historia es un jaral difícil de cruzar sin tropezarte. No se apasionen demasiado.

El centro de atención lo ocupó, como en Europa, el, con bastante probabilidad, presidente, Pedro Sánchez, que es el que domina el escenario nacional español. Su grado de aprobación lo dejaron los españoles meridianamente claro hace poco más de un mes y lo volvieron a refrendar treinta y dos días después, los europeos están visiblemente alegres, no por el fracaso evidente de los partidos extremistas y populistas de derechas, sino porque Pedro Sánchez propone medidas de socialismo europeo. En realidad, lo que ha hecho Sánchez en sus diez meses de gobierno fue seguir la huella de los constructores de la Europa actual, especialmente a Jean Monnet que decía: "... los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad, y sólo ven la necesidad durante la crisis. Los países europeos son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables...". Los partidos de derechas responden tergiversando de manera sistemática la historia. En cuanto a los pretextos para hacerlo es bastante patética su ignorante mediocridad.

Fue poco tiempo, pero suficiente para que los españoles nos diéramos cuenta de las iniciativas tomadas en la doble vertiente: las primeras fueron para estimular la economía y una serie de programas para atajar el abuso en los contratados a tiempo parcial le siguió la subida del salario mínimo, las pensiones y el sueldo de los funcionarios públicos, así como los programas dedicados al tema de medio ambiente, sanidad, transporte e inversiones sociales.

Pedro Sánchez se ha dado cuenta que sólo puede lograr sus propósitos si se enfrenta a los hábitos e intereses, muy arraigados, en la política de la derecha española, en las últimas elecciones ha logrado una considerable capacidad de destrucción, y a tenor de lo que está sucediendo piensan seguir insistiendo. Allá ellos.

Es tranquilizador que los europeos hayan aceptado el resultado de las urnas con fervor y que los españoles nos hayamos dado cuenta de que Pedro Sánchez es consciente de la enorme carga intelectual y moral que ha asumido.