Están en el patio del cole, y para jugar tienen que ser tres o cuatro. Cada criatura busca un lugarcito propio en el mundo, y se odian o se quieren entre sí a ratos. A dice a B si quiere jugar, B contesta que sí, pero hace falta alguien más, y propone a C, pero A le dice que con C no juega, pues le cae mal, y prefiere a D, a lo que B responde que no puede ver a D, así que en ese caso no juega. Prueba entonces A (que tiene el balón) con D, pero no bastan. Llega la profe y les explica de modo suave que en la vida hay dos modos, el de ir sumándose por afinidades sucesivas o el de ir descartándose por enemistades encadenadas, pero las criaturas la miran con los brazos cruzados y los labios apretados. La profe vuelve a intentarlo, más seria, pero nada. Entonces les dice que por hoy se acabó el recreo, y a estudiar. La pena es que en el asunto de las alianzas de gobierno no hay profe.