Desde hace muchos años los castellanos y leoneses figuran entre los ciudadanos más ahorradores de España, tanto en porcentaje de habitantes que declaran poder guardar algo de dinero a final de mes como en cantidad media ahorrada. Los zamoranos tenemos fama de ahorradores. Que se lo pregunten a Bancos y Cajas. Nuestra Comunidad ha venido siendo a lo largo de los años la segunda más ahorradora, sólo por detrás de Extremadura y seis puntos por encima de la media nacional. Puede que, a día de hoy, estos datos se hayan quedado un tanto obsoletos, a tenor de lo que cuenta el último Observatorio Cetelem.

Según parece, ahorrar se ha convertido en misión imposible para muchas familias españolas. Aquello de guardar un dinerito para el mañana, para 'por si acaso', para 'por si una mala enfermedad', para la universidad de los hijos, para la residencia por si no queda otra, eso ya es historia pasada. La mitad de los españoles no puede ahorrar ni un solo euro. Bien es verdad que consumimos más que antes, gastamos más que antes, viajamos más que antes y ocio y tecnología se llevan una pasta gansa. Lo cierto y verdad es que la capacidad para ahorrar de los españoles ha descendido cuatro puntos porcentuales en un corto espacio de tiempo, concretamente en los últimos tres meses, al pasar de un 50,4% de españoles que declaraba ahorrar en febrero, al 46,3% que dice poder hacerlo ahora. En total unos 17 millones de personas adultas. De seguir así, el ahorro no sólo se convertirá en una costumbre anticuada, en desuso, el ahorro será historia que se recordara como algo lejano.

Todo el mundo quiere ahorrar, todo el mundo tiene intención de ahorrar., sólo que con la intención no basta, a pesar de que un 40,2% de consumidores manifiestan su intención de ahorrar en los próximos meses. Lo dudo. Salvo que se queden sin vacaciones porque, encima, caminamos a pasos agigantados hacia el verano y no es época en la que precisamente se ahorre. Que si el veraneo en la costa o en el interior, que si las fiestuquis, que si la terracita diaria, que si los viajecitos de fin de semana, todo eso supone un dinero que, a veces, no se tiene. De hecho muchas personas arriesgan pidiendo al banco dinero para las vacaciones. Dinero que hay que devolver o prepararse para las consecuencias.

En cuanto a los gastos, los viajes, la tecnología e informática, los servicios dentales que se han puesto por las nubes, muebles y complementos y móviles de última generación, tratamientos de belleza, textil y deportes se llevan la paga, la extra y si me apura también el pequeño colchoncito económico que se guarda para el socorrido 'por si acaso'. Ahorrar, no se ahorrará mucho, pero gastar, lo que se dicen gastar, buen aire se le da al dinero. El puñetero consumismo que trae al personal hipotecado. El caso es que la conciencia ahorradora de los españoles ahí sigue más viva que nunca no sólo para protegerse ante posibles imprevistos, también para prosperar en los tiempos favorables. Solo que no da para gastar, para vivir y para ahorrar.

No sé si hay una mejora o no de la coyuntura económica, pero no deja de ser curioso que la mitad de los ciudadanos españoles declaren su imposibilidad de ahorrar, de guardar para el día de mañana. Un poco más de puño cerrado y menos mano abierta aunque, hasta donde yo sé, los expertos piden que seamos conscientes de que ahorrar no sólo significa guardar sino también saber gastar.