"El amor cuida la vida" fue el lema elegido por los obispos para la Jornada por la Vida del pasado 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. En el cartel, la imagen de un niño con Síndrome de Down que juega y ríe con su padre. Contra al miedo que produce en cualquiera esperar a un hijo con discapacidad, el mensaje que lanzaba la Iglesia es que la vida es digna de celebrarse en toda circunstancia. Y esto vale también para ancianos y enfermos crónicos o en fase terminal, a los que se anima a ofrecer todas las posibilidades al alcance de la medicina para paliar su sufrimiento, a sabiendas de que eso no basta. Porque ante situaciones humanas objetivamente muy difíciles, decían los obispos, la única respuesta convincente es un amor todavía más grande. Una afirmación llena de significado en una época en la que se extiende por las ciudades el virus de la soledad. Solo en España viven solas cerca de 5 millones de personas.