Cuando nos invitaron a iniciar esta aventura el resultado era incierto y aún sigue siéndolo. La aceptación de la responsabilidad que implica aspirar a gobernar los asuntos que afectan a los ciudadanos no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Lo decía el ministro Grande Marlaska el otro día, ¿para qué correr riesgos?

Nosotras, las tres mujeres que firmamos este artículo, tenemos algo que nos une: que las tres hemos decidido asumir un riesgo ahora, en este momento. Dejar una vida más o menos cómoda y dar un paso al frente.

¿Para qué levantarse del sofá y dar un paso adelante? En mi caso, Auxi, tal vez porque aproximándome a los 60, como buena hija del espíritu del 78, supe que tenía que elegir entre sumar progreso o regresar a un tiempo pasado que nunca fue mejor. Tal vez porque cuando pienso en el futuro, lejano por supuesto, no me imagino en ninguno de los recursos que la ciudad me oferta para vivir lo que llaman la última etapa de la vida, y ya ven, justo porque es la última la quiero vivir como ciudadana de pleno derecho, porque yo quiero que me faciliten la vida, pero que no se olviden de que la vida es mía y solo yo pienso seguir decidiendo como quiero vivirla. Quiero vivir en comunidad y esa elección es lo que da sentido a mi condición de ciudadana. Y es ese carácter comunitario el que recupera espacios, el que organiza la vida diaria en torno a las plazas y las calles y el que facilita las relaciones humanas, la inclusión y la solidaridad como antídoto de la soledad. Y por eso creo que esta ciudad no puede ser conservadora, ni política ni socialmente.

Yo, Irene, he decidido, en este momento, correr el riesgo porque siempre les digo a mis hijos, a mis alumnos, que hay que luchar por defender aquello en lo que crees, que hay que esforzarse y trabajar al máximo, comprometerse con las cosas y ser valiente. Y cuando me dan la oportunidad de hacerlo, tengo que demostrarles con mi ejemplo que no les miento, que éste es el camino. Porque quiero que mi hija y mi hijo vean que las mujeres también estamos ahí, que ser madre no debe obligarte a renunciar, que debe existir igualdad, y por lo tanto conciliación real. Porque sé lo extraordinario que es ver el mundo a través de los ojos de un niño y las cosas asombrosas que opinan y proponen cuando se les deja, y quiero que eso se defienda y se potencie. Porque para mí la educación es la base y quiero luchar para que Zamora sea de verdad una ciudad educadora. Porque tengo claro que quiero trabajar para esta ciudad que me ha acogido y de participar de este cambio en el que creo.

Y yo, Ana, me arriesgo por la ciudad que quiero. Quiero quedarme en Zamora, y quiero que los chicos y chicas de Zamora no crezcan asumiendo que su destino está lejos de su hogar. Quizá la suerte de haber sido feliz aquí me hace tener un vínculo especial, y eso es lo que deseo para los demás. He crecido entre conversaciones, mítines y manifestaciones, formándome y tomando conciencia de cada situación. Quiero aprovechar la oportunidad de decidir sobre nuestro presente y nuestro futuro, para que los que estamos podamos vivir- y no sólo sobrevivir-, para que los que vienen puedan tener algo que querer y para que los que se fueron tengan razones para volver. Y por eso estoy aquí: porque creo que es el momento de aportar donde se toman las decisiones. Quiero una ciudad más igualitaria y que cuente con nosotros, los jóvenes.

No tenemos la solución, la llave maestra, las palabras mágicas. Tenemos la ilusión, las iniciativas y las ganas de trabajar. Ustedes tienen los votos. Voten, allí donde decidan ponernos escucharemos su mensaje.

(*) Integrantes de la lista del PSOE al Ayuntamiento de Zamora