Sean benditas y bienvenidas las donaciones, todas las donaciones que grandes magnates y empresarios como Amancio Ortega, quieran hacerle a la Sanidad Pública, al Banco de Alimentos, a Cáritas y a todas aquellas organizaciones de confianza que en verdad sabemos que trabajan por mejorar la situación de los más desfavorecidos. Y ya puestos que se sumen Iberdrola y todas las eléctricas patrias, y Juan Roig, propietario de Mercadona, y la familia Entrecanales, y la familia March, y Juan Abelló, y Ana Botín, y la familia Mahou y Alicia Koplowitz, en fin todos los grandes acaudalados españoles entre los que se encuentran algunos políticos.

Es de mal nacidos ser desagradecidos. Y, eso, amén de otras cuestiones, es en grado sumo el líder de la formación morada. Pablo Iglesias no pierde ocasión de meterse con el dueño de Inditex, Amancio Ortega, cada vez que éste realiza una donación. El chico este de la coleta, que no termina nunca de aprender, a pesar de sus asesores nuevos y viejos, ha vuelto a arremeter contra el empresario gallego echándole en cara que "una democracia digna no acepta limosnas de multimillonarios", añadiendo que "España necesita que los ricos paguen impuestos que se traducen en hospitales, en lugar de las donaciones del dueño de Inditex, Amancio Ortega".

Además de pagar sus impuestos, el señor Ortega tiene por costumbre realizar este tipo de donaciones millonarias que no se pueden rechazar con ese odio, con esa estupidez supina, con esa inquina, con esa animosidad y ese sectarismo que destilan las palabras de Iglesias, más conocido ya urbi et orbi como el 'marques de Galapagar'.

Poco se acordó el tipo éste cuando el banco le concedió el crédito millonario que le sirvió para comprarse el casoplón de Galapagar, manteniendo por la jeta, en lugar de pagar de su bolsillo seguridad privada, a distintos agentes de la Guardia Civil para que custodien sus posesiones, poco se acordó, repito, de rascarse un poco el bolsillo y donar a los amigos suyos de la plataforma esa del desahucio unos cuántos miles para que alguna familia en riesgo hubiera podido evitar la expulsión de su casa. Por eso, porque él no hace nada por los pobres y parias, por la famélica legión de desempleados, son los millonarios españoles, desgraciadamente no todos, los que contribuyen con su dinero a que algunas cosas funcionen mejor en España.

Quisiera saber si alguno de los cheques millonarios que a lo largo de los años ha venido recibiendo de los regímenes de Chávez y Maduro, ha ido a parar a los pobres del Padre Angel, que es de jaez parecido, o a pagar las letras impagadas de algún matrimonio de ancianos. En sus arranques de demagogia, este chico no hace otra cosa que el ridículo. Podría seguir viviendo en Vallecas, como siempre blasonó, sobre todo cuando eran otros los que se compraban el ático, el dúplex o el casoplón, pero prefirió dejar a sus vecinos de siempre, para instalarse cómodamente en una mansión que para sí quisieran muchas familias numerosas. De ahí la prisa por embarazar a Irene para, por lo menos, poder disimular y con el tercero por venir poder engrosar las filas de las pocas familias numerosas con que cuenta España.

El triunvirato que forman Iglesias, Monedero y Echenique, lo que mejor han hecho a lo largo de su corta vida es vivir de la subvención, del dinero de todos, sólo que todos eran ellos tres y, sobre todo, del dinero proveniente de regímenes de dudosa catadura democrática. Eso sí es válido, la generosidad de un millonario no. Que se lo pregunte a Bill Gates. En Estados Unidos nunca hacen ascos a sus donaciones.