El motivo de este título tiene su origen en la conversación mantenida, las vísperas de la pasada de Semana Santa, con un amigo en relación con uno de mis últimos artículos, creo recordar, el titulado "Los jóvenes se van del campo". Me comentaba que yo era de las pocas personas que conocía, a excepción, de los muy mayores, que aún lee el periódico en papel. Le comentaba que prácticamente aprendí a leer en el periódico y que esa afición, pese a las versiones digitales de los periódicos impresos no la había perdido, a Dios gracias, y esperaba seguir leyendo el periódico en papel ... Por muchos años.

A continuación, nuestra conversación, giró en torno a los distintos usos que ha tenido y tiene el papel de periódico en la vida diaria.

En mi infancia, la suscripción diaria a un periódico, era signo de cultura, pues, quien lee el periódico, a diario, estoy plenamente convencido que, además de tener una puntual información de los hechos que suceden a nivel mundial, nacional, regional o local; con la lectura de los artículos de fondo se va formando una cultura y adquiriendo un bagaje de conocimientos que le van a ser de gran utilidad para la vida diaria. Todos aquellos que superamos con creces, la sesentena, recordamos que en los váteres públicos colgaban de un gancho fijo en la pared, los trozos de periódico cuyo destino era para limpiarse la zona del cuerpo, donde la espalda pierde su honesto nombre.

Otro de los usos comunes del papel de periódico era para envolver bocadillos, que se impregnaba de la grasa del chorizo, del jamón, de las anchoas o calamares que envolvían. El uso del papel de periódico, teniendo en cuenta su capacidad absorbente ha servido y sirve para introducirlo en los zapatos húmedos y que éstos se sequen y no se deformen.

Hasta fechas recientes ha servido para envolver regalos.

En el mundo rural, todos recordamos, que el papel de periódico servía para ayudar a madurar y conservar la fruta y la verdura. Se extendían sobre la cebada o en el suelo y allí se colocaban las uvas, las manzanas, las peras, los tomates, los pimientos, etc...

Todos recordamos como las vajillas, la porcelana y cristalerías se envolvían en papel de periódico arrugado.

¿Quién no recuerda de niño, hacer aviones, que se lanzaban al aire en clase, cuando el profesor estaba escribiendo en el encerado?

En nuestra infancia el papel de periódico servía para forrar los libros de la escuela como El Parvulito, La Enciclopedia Álvarez y los cuadernos de cuentas y en el bachillerato los libros de texto.

El papel de periódico, ha servido y sirve para todo; es cuestión de agudizar el ingenio y enseguida le buscamos una utilidad. Siempre me ha llamado la atención, la barrera de protección que crea el periódico, cuando no deseas saludar a alguna persona, lo elevas, finges que lees, pasa el conocido o el pesado de turno y hasta luego. Respiras profundamente. Las funciones del periódico, una vez leído, son múltiples, todo es cuestión de ingenio. Les recomiendo sigan leyendo el periódico en papel, produce sensaciones únicas y, una vez leído las utilidades son infinitas.