"Le llama el vicepresidente del Gobierno", y te ponen al teléfono sin preocuparles que pudieras estar departiendo con Kim Basinger. Habla Pérez Rubalcaba, con la mínima introducción:

„Hola, soy Alfredo.

No habrá ninguna otra alusión personal. Siempre habla en presente, nunca dramatiza, no llora los problemas porque está demasiado ocupado resolviéndolos. En su primer párrafo de aquel 2009 ya estaban ETA, el "funcional" Mayor Oreja, la conciencia íntima de que en todos los escándalos, por entonces eran la SGAE y Marta Domínguez, "se trata de darme a mí". Y la necesidad de "un Estado muy fuerte, con mucha información".

Una conexión entre químicos. Dos alumnos, en su caso con éxito, de Antonio Roig Muntaner, catedrático de Química-Física que guio su carrera. Recurre de continuo a términos científicos, como el "enlace débil" o la "extinción paulatina" de ETA, que logró pactando secretamente con Federico Trillo en el PP:

„Y le digo, Federico, hombre, criticadme públicamente por este aspecto, pero no entréis en esto otro porque vamos a fastidiar todo el proceso.

Me utiliza como "sounding board", quiere escucharse a sí mismo ante un interlocutor. Su discurso no incurre en un solo error lógico, deformación científica. Te deja hablar, te escucha, te encaja en su cosmovisión, todo lo asimila. Sin embargo, no acepta las críticas a su audacia, cuando le insinúas:

„No sé si esta franqueza te puede crear algún problema con tu presidente del Gobierno.

„He descubierto que soy demasiado viejo para no decir lo que pienso.

Se expresa en ecuaciones químicas. Eran los tiempos en que Batasuna multiplicaba las identidades para escurrirse en las elecciones. Euskal Herritarrok, Sortu, Bildu. Y Rubalcaba al teléfono, desesperado con sus subordinados:

„Me aportan datos inverosímiles. Le digo a la policía, "me estáis trayendo que un candidato es cuñado de un sobrino de un vecino de uno de ETA", cómo queréis que presente esto a los jueces para anular la candidatura. Estamos al límite.

Tenía perfectamente diseñada la "extinción paulatina" etarra, que se ajustó a sus designios. Sin remilgos, de frente:

„Es fundamental que Batasuna entre en las instituciones, hay que permitirles que gobiernen para enfrentarse a los problemas cotidianos del alcantarillado.

Y así ocurrió poco después en San Sebastián. Vaticinaba con una exactitud escalofriante de Illuminati. Su hombre para la concordia era Otegi, "pero me lo están poniendo imposible". Pasa tan frenéticamente de un problema a otro, que él mismo te cuenta una anécdota cuando se acumulaban los éxitos contra ETA:

„Me viene un veterano de la lucha antiterrorista y me suelta que 'podríamos tomarnos por lo menos una tarde libre para celebrar el triunfo, ministro'".

Quizás era inhumano por exceso de inteligencia. No le detuvo el anisakis, te llamaba poco después de haber pasado una noche entre la vida y la muerte:

„La Ertzantza me dice ahora que, con la situación más tranquila, quieren acceder a los archivos terroristas, como si no tuviera suficientes problemas con la Policía y la Guardia Civil para introducir otro factor.

Y consciente además de sus limitaciones. Una tarde en Madrid, le rodeábamos con José Ignacio Wert, Ernesto Ekaizer, Fernando Ónega, Concha García Campoy, Carlos Mendo, Victoria Lafora, María Antonia Iglesias, Miguel Ángel Bastenier. Y puede hablarse casi de una conjura de los reunidos:

„Alfredo, tú eres muy superior a Zapatero.

Y Rubalcaba, pensativo por una vez, mira al suelo:

„Sí, pero Zapatero gana elecciones.

Le recuerdo que le ganó las elecciones a Zapatero en 2004, con su comparecencia mágica de medianoche. Escueto, de nuevo el químico que quería ser filósofo:

„Y todavía no me lo han perdonado.