Pocas veces, por no decir ninguna, se equivoca Cáritas cuando realiza alguna advertencia sobre las distintas problemáticas que afectan a los españoles. Cáritas es el mejor termómetro para medir el grado de dificultades por las que pasamos los españoles. Todo ello es fruto de un trabajo ímprobo, de un trabajo a conciencia, de echar muchas horas en la calle y en sus distintos centros de acogida, haciendo frente al hambre, al paro, a la exclusión, a la pobreza que se ha instalado entre nosotros y que se torna extrema o severa dependiendo en cierta medida del lugar en el que se viva.

En esta ocasión, Cáritas ha alertado con datos y cifras, argumentando, sobre un problema acuciante al que no podemos darle de lado: el 40% de los trabajadores se tambalea en el peldaño que les separa de la exclusión. Lo he dicho y reiterado hasta la saciedad antes de conocer el informe de Cáritas, las clases medias van a desaparecer y tener un trabajo no va a ser suficiente para escaparse de la pobreza que se mide a través de diversos parámetros. La inclusión se está poniendo en exceso cuesta arriba. No todas las inclusiones son plenas. Las hay precarias como las de cientos de familias que viven ahogadas, salvando los muebles gracias a esta organización de la Iglesia católica.

Las familias en situación de inclusión precaria si sufren un pequeño revés están abocadas a la pobreza a la que el tiempo y sólo el tiempo y la situación económica familiar empujan a los distintos grados. Da pavor saber, gracias a Cáritas, que han quedado atrás los tiempos en los que tener trabajo era algo así como un paraguas frente a la exclusión. Cuánto hay que hacer al respecto para evitar la debacle. Los bajos salarios, la maldita temporalidad y la no menos desagradable parcialidad han llevado a la creación de un mercado laboral precario que genera un tipo de trabajadores hasta ahora desconocidos, no son pobres del todo pero están pisando la frontera de la pobreza ya que están en riesgo de pasar a engrosar el listado de la famélica legión de pobres en España.

Por cierto, a ese 40% del que ha alertado Cáritas hay que sumar otro 12,3% en activo que se encuentra en exclusión y otro 2,1% de trabajadores en pobreza severa. De eso no nos han hablado en campaña, a eso no se han dedicado los líderes de las distintas formaciones, eso no es lo que les preocupa, ni el 40% en peligro, ni el 12,3% de trabajadores en exclusión, ni el 2,1% de trabajadores en pobreza severa. ¿Se acuerda usted de aquel anuncio de la madre dándole a su hijo un bocadillo imaginario? No es ficción. Es la pura realidad. Que se lo pregunten a Cáritas que mata el hambre de tantos niños en España y por ende en esta Zamora nuestra, donde sobreviven tantas familias que sin su concurso pasarían frío y hambre.

Cáritas ha respondido también a la eterna pregunta ¿qué es lo que convierte en pobres a los trabajadores?: La parcialidad indeseada y la temporalidad. Y los sindicatos ¿qué tienen que decir al respecto? Menos manifestaciones pancarta en ristre y más trabajo efectivo. Menos despacho y plató de televisión y más pisar la calle. A ver qué pasa con esos puñeteros contratos temporales que multiplican por 2,5 el riesgo de caer en vulnerabilidad. Aporta más Cáritas en sus informes anuales y en su trabajo diario, que los sindicatos cada vez que organizan una movida reivindicativa. Me da que no se consigue nada con ello. Cáritas ha logrado insertar a 13.545 personas gracias a sus programas de empleo. No todo pueden decir lo mismo