Es el título de la exhortación apostólica postsinodal que el pasado 25 de marzo firmaba el Papa Francisco, que sirve como conclusión de lo que fue en 2018 el Sínodo de los Obispos "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional". Y la publicación se me antoja un auténtico regalo de primavera para la Iglesia Católica. Cristo vive, un título lleno de esperanza, abre la lista de 299 artículos divididos en 9 capítulos que sólo por el lenguaje, cercano, interpelante y, me atrevería a decir, provocador hacen de esta exhortación una llamada a jóvenes y mayores para reinventar o refundar y, sobretodo, valorar el concepto y el papel de los jóvenes en la Iglesia hoy.

Francisco vuelve a recordar que la Iglesia está llamada a abrirse, a actualizar su contenido volviendo a las fuentes del origen, "los apóstoles gozaban de la simpatía de todo el pueblo", un encaje social que la Iglesia tiene que encontrar testimoniando el amor, la justicia, la paz, el perdón, la pureza, el bien común?

Y si la Iglesia tiene que acoger a los jóvenes tiene que ser una Iglesia que escuche para comprender los sueños y las inquietudes del presente y del futuro de los jóvenes creyentes y no creyentes. Un texto donde se llama a reaccionar ante las legítimas reivindicaciones de la mujer que pide justicia e igualdad reconociendo un autoritarismo histórico de los varones, así haremos una Iglesia joven hoy. Pide el Papa una urgente autocrítica de la escuela católica para terminar con la fobia a los cambios y aprender a tolerar las incertidumbres y los nuevos tiempos. Los jóvenes hoy cuestionan la moral sexual de la Iglesia, y también esta exhortación refleja el deseo que tienen de confrontarse a las diferencias de la identidad sexual masculina y femenina, y a la homosexualidad. El sínodo puso de manifiesto un aliento al compromiso social de los jóvenes con lo más necesitados para que sea el espacio donde también pueda aflorar la fe y la vocación.

La exhortación aboga por el uso de los nuevos medios para una comunicación sana, por la aportación de los jóvenes a la lucha contra la herida de los abusos desde la coherencia, por una pastoral juvenil creativa y audaz donde los jóvenes son el actor principal para conocer, sensibilizar y afrontar sus problemas? todo desde un mensaje pivotado en el abecedario del cristiano hoy, Jesús (el crucificado y resucitado) es el centro de la vida a lo que se llega creciendo en "la experiencia del amor fraterno, la vida comunitaria y el servicio".

Léanla y vamos a tomarla como una tarea bella y apasionante que tenemos por hacer.