Hoy no se habla de otra cosa que no sea el resultado electoral. Cuando esto escribo nada se sabe. Pero es que hoy también se sigue hablando de lo sucedido en la residencia de ancianos de Montamarta. Tele 5 volvió a hacerse eco del feo asunto. Esta vez fue el sábado en el programa 'Viva la vida'. El asunto está en candelero. Como para no estarlo. Hay como una especie de pitorreo incontenido ante el hecho de que la Junta de Castilla y León en Zamora haya enviado una inspección "que no ha detectado irregularidades". No se habrán quedado en el plano administrativo ¿verdad? Porque lo que tiene que hacer la inspección del pertinente departamento de la Junta, es observar el grado de limpieza, la cocina, la comida que consumen los residentes, la calidad de vida que tienen en el centro y el lado humano. Todo lo demás, sobra.

Vengo oyendo decir con cierta insistencia que hay connivencia y si no algo parecido. Son muy poco escrupulosos los abanderados de la inspección si con todo lo que se sabe, lo que todavía no ha aflorado y lo que nunca aflorará, no han detectado nada, absolutamente nada irregular. Cuando salen de inspección, en lugar de reunirse en el despacho de directoras sin escrúpulos o con muy pocos escrúpulos, deberían pasar más tiempo con los ancianos, platicar con ellos, observar si tienen alguna magulladura, algún moretón, y que en esa plática no haya representantes del centro que les coarten.

Se ceban con los que tienen algún tipo de demencia, con los que creen que no se quejan, con los más vulnerables. Y eso es lo imperdonable. Cómo es posible que las maltratadoras sigan en esa residencia que debería quedar marcada para siempre. Cómo es posible que la directora del centro se lave las manos como si de un Poncio Pilatos femenino se tratara. Cómo puede haber tanta falta de empatía con los ancianos y tanta deshumanización. Antes de dar el visto bueno para abrir una residencia, a quienes deberían supervisar es a la directora, casi siempre son mujeres, y a las empleadas porque algunas de seres humanos tienen lo que yo de cura.

A los ancianos ni tocarlos, sólo respetarlos y facilitarles los cuidados que precisen. "Ningún anciano sin una venerable vejez" La frase es del Santo Padre. Deberían grabarla todas las residencia en la fachada principal. Y cada vez que se inicie un turno, las responsables deberían repetirla hasta la saciedad, lo mismo les quedaba algo. Es verdad que "no siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor". Teresa de Calcuta es autora de esta reflexión que muy bien puede aplicarse a este fenómeno en constante crescendo del maltrato a los ancianos asilados en residencias.

Mal país el nuestro, mala ciudad y provincia la nuestra si no sabe comportarse con los ancianos, si no sabe honrar a los ancianos. "La prueba de un pueblo es su comportamiento hacia el viejo. Es fácil amar a los niños. Pero el cariño y el cuidado hacia los ancianos, los incurables, los desamparados son las minas de oro verdaderas de una cultura". La frase de Abraham J, Heschel me viene de perilla. Sólo que quienes tienen que interiorizarla son las administraciones, los servicios sociales que acabarán siendo tachados de incompetentes y las directoras y trabajadores de las residencias de ancianos. No se pueden repetir situaciones iguales. Hay que estar vigilante y denunciar. Que la Fiscalía intervenga y que los medios de comunicación no silencien estos comportamientos deleznables e incomprensibles en una sociedad que se llama adulta y preparada. A los ancianos, ni tocarlos. Respeto y amor para todos ellos.