No sólo en la política que va dejando rastros inequívocos. La suciedad ha aumentado en 39 ciudades con respecto a hace cuatro años. Tengo entendido que ni el presupuesto destinado, ni el número de papeleras y otros elementos urbanos que ayudan a procurar una ciudad limpia tienen correlación alguna con la valoración del estado de limpieza de las ciudades. Los sucios somos los ciudadanos. En algunos puntos de la geografía patria, y Zamora no es ajena a ello, sus habitantes pasan de papeleras y contenedores y dejan la calle hecha un estercolero.

Donde hay grandes superficies la basura que acumulan y que sacan a los contenedores, acaba siendo rebuscada y cuántas veces esparcida por el pavimento, por los buscadores de oficio y beneficio, además de por aquellos que tienen hambre a pesar de poder contar con Cáritas o con el Banco de Alimentos. Claro que lo peor son las pintadas y las frezas caninas, aunque bien es verdad que han descendido notablemente, gracias a la atención y el cuidado que ponen los propietarios responsables de la población canina.

Me alegra saber que, por lo menos esta vez, Zamora no ocupa el number one en el ranking de ciudades más sucias. Ese deshonor se lo lleva Jaén, considerada la ciudad más sucia de España, seguida por Alicante, Alcalá de Henares y Cuenca. Oviedo, en cambio, vuelve a ser la urbe mejor valorada en cuestión de limpieza. Le siguen Bilbao, Vigo y Logroño. Entre estas últimas no creo que se encuentre Zamora, donde han aumentado considerablemente los destrozos y las pintadas. Mientras el Ayuntamiento no se ponga en firme a combatir a esta especie de depredadores urbanos, Zamora seguirá mostrando ese aspecto sucio a que la abocan las pintadas y el impenitente descuido de algunos ciudadanos que utilizan las calles como papeleras, pasando de esos elementos que no son un adorno.

No consuela el hecho de que el Madrid de Manuela Carmena suspenda en limpieza y que el aprobado ramplón de la Barcelona de Colau no tenga mérito alguno sabiendo como se sabe que destina casi el doble de presupuesto que Madrid. Y no lo digo yo. Lo dice un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios de la que me fio plenamente. Es preocupante la degradación en la limpieza puesto que ha empeorado en dos puntos con respecto a 2015 y pese a haber salido de la crisis. Los ayuntamientos peor clasificados deberían de aprender de Oviedo, una ciudad cada día más hermosa y más limpia.

Es verdad que no toda la culpa es de los Ayuntamientos. Los ciudadanos son directamente responsables. Sus descuidos, su nula conciencia cívica lleva a las ciudades a empeorar de un año a otro. Cabe recordar que la presencia de excrementos de perros, mayoría en el censo animal, las terribles pintadas que todo lo emborronan y lo que antes dije, la suciedad en el entorno de los contenedores son los factores que más inciden en la valoración negativa de los ciudadanos. Encima, al estar en la vía pública, no se puede evitar que busquen y rebusquen en su interior hasta encontrar el objeto u objetos de su inspección. Hay que ver cómo lo dejan todo a su paso. Los supermercados en concreto deberían ser más cuidadosos al respecto y contribuir a la limpieza de la ciudad.

Lo que ha penalizado a Jaén y Madrid no ha sido otra cosa que la cantidad de excrementos en la vía pública. Sin embargo lo que ha penalizado a Barcelona son la cantidad de pintadas y supone que de lazos amarillos que 'adornan' la ciudad.