Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa larga paz a tus huesos.

Antonio Machado. En el entierro de un amigo.

El viernes de Dolores, por la tarde, recibo la llamada telefónica de Boni Pedraz y, acto seguido la de Manolo López Alemán, comunicándome que Paco Pérez Pablos ha fallecido. Acto seguido, Manuela González Santos, me envía un whatsapp, comunicándome que, se acaba de enterar de la muerte de Paco.

La noticia de la muerte de Paco Pérez Pablos me produjo hondo pesar.

Conocía a Paco desde el año 1972 que, iniciamos juntos la carrera de Derecho en Salamanca y juntos terminamos en el años 1977. Él permaneció en Salamanca, comenzando su actividad profesional con Enrique Rodríguez Vicente, y yo me fui a Valladolid, incorporándome al despacho profesional del abogado, D. Alberto de Paz González, también salmantino, permaneciendo así más estrecha la vinculación con Salamanca.

Hemos mantenido la amistad durante todos estos años, motivo por el cual, mi esposa y yo, el sábado, a primera hora de la mañana nos trasladamos a Salamanca, para acompañarle y darle el último a dios, para nosotros era una despedida obligada, con el corazón.

Paco era un hombre de fe, de espíritu francisco, no en vano, estudió en el Convento de los PP. Capuchinos de El Pardo ( Madrid ), y siempre ha mantenido una vinculación muy estrecha con los Hermanos Capuchinos de Salamanca, en cuya iglesia se celebró el funeral.

El padre capuchino que ofició la Santa Misa, hizo una breve semblanza de su vinculación con los hermanos capuchinos.

Sobre su féretro, depositadas la toga de abogado y el cordón franciscano, símbolo de las dos actividades a las que dedicó su vida, a la abogacía, donde ha sido maestro de maestros, pues, han sido muchos los abogados que han pasado por su despacho a beber de sus conocimientos y a formarse para el ejercicio, nada fácil, de la abogacía y a la causa franciscana.

Con estas breves líneas quiero rendir un pequeño, pero merecido homenaje al amigo y compañero que nos ha dejado, pero Dios sabe que, permanece en nosotros su recuerdo para siempre.

Cuando antes de Navidad hablé por teléfono con Paco, y me comentaba su estado, apreciaba en él grandes ganas de vivir. Paco siempre fue una persona animada, positiva, alegre que trasmitía energía positiva, a su lado las penas no existían, siempre tenía una gracia o anécdota divertida que contar, para hacernos pasar un rato agradable.

Tanto en el tanatorio como en el funeral me encontré con compañeras y compañeros de la facultad que acudieron dar el último adiós, al amigo Paco Pérez Pablos. "Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro"

(Mamerto Menapace)

Paz y bien. Descansa en paz, amigo Paco.