No me entra en la cabeza cómo un país como el nuestro, que presume de ser tan solidario sin que falten continuos hechos que así lo prueban, haya admitido a trámite, por primera vez en la historia, una Proposición de Ley Orgánica presentada por el grupo socialista para legalizar la eutanasia, si es que finalmente consiguen continuar en el poder. Se pretende con ello despenalizar por ley el acto encaminado a acabar con la vida de una persona con el fin de evitar el sufrimiento que le produce la enfermedad. ¿Qué tipo de sociedad están diseñando nuestros mandatarios?, ¿seguimos con esta sociedad solidaria y contestamos ante el asesinato de enfermos y la promoción del suicidio?, ¿o preferimos dejar que nos encaminen hacia una sociedad individualista que, al legalizar la eutanasia, descarta a los más vulnerables que han perdido su autonomía personal?

Sus promotores, bajo el disfraz de la autonomía y la compasión hacia el enfermo, esconden una práctica homicida que cada vez más asesina con menos excusas, alienta el suicidio y nos inocula el virus ideológico de una nueva sociedad en la que algunas personas estarían mejor muertas y que, además, papá Estado puede decidir quiénes son. Una ley que se nos vende con alarde de progreso cuando se trata de une regresión en toda regla; haciéndonos recordar tiempos pasados en que la venganza, los duelos o la pena de muerte eran comúnmente aceptados. Legalizar la eutanasia supone inscribir en el corazón mismo de nuestra sociedad la transgresión de la prohibición de matar. La cordura y el principio elemental de precaución debería hacer huir a cualquiera de esa reducción tan grave de nuestros valores colectivos a un "matarás de vez en cuando", "bajo ciertas condiciones", o "cuando la ley te lo permita"; como si todo lo que sea legal fuera moralmente aceptable. Es sabido que, desde hace pocos meses, en Nueva York ya se puede abortar incluso en el noveno mes o hasta momentos antes de dar a luz; ¿algo así significa que sea menos monstruoso porque haya leyes hitlerianas que amparen tal carnicería?

A pesar de que los proeutanásicos nos dicen que esta práctica solo sería aplicable en casos extremos, los pocos países donde está legalizada demuestran que la realidad y los datos son bien distintos a lo que sostienen: allí donde se ha aprobado esta ley se produce el efecto de "pendiente resbaladiza" por el cual la práctica crece exponencialmente porque también crece la tolerancia social, engañada por el emotivismo y esa falsa creencia de que algo que ha sido legalizado no puede ser malo. Aunque se acaba este espacio seguiremos desenmascarando este asunto cuanto sea necesario.