Así termina el relato de Rafael Sánchez Ferlosio titulado "El reincidente". Un texto sobrecogedor, apenas cinco páginas de pura literatura, con un desasosegante final. Léanlo. Se encuentra en un libro titulado con los dos primeros versos de un bello poema: "Vendrán más años malos / y nos harán más ciegos; / vendrán más años ciegos / y nos harán más malos. / Vendrán más años tristes / y nos harán más fríos / y nos harán más secos / y nos harán más torvos". Este escritor raro, de afilado lenguaje y lúcido pensamiento, falleció hace unos días de modo sorpresivo. Era un libérrimo ensayista que, desde la atalaya de su vastísima cultura, enfrentó toda suerte de asuntos, siempre con una independencia intelectual admirable. Su gran curiosidad por el devenir político, social o económico, le permitió escribir ensayos memorables como "Non olet", en el que se ocupa de globalización económica, publicidad o nuevos mercados del ocio. Ya el título desentraña la orientación de la obra, pues alude a la respuesta que le da Tito - "no huele" - al emperador Vespasiano, su padre, cuando este le acercó a la nariz el dinero de la recaudación de los impuestos sobre las letrinas públicas, "y sin embargo es producto de la orina", le comentó el gobernante romano.

Releo a este escritor por la misma razón que suelo volver a Montaigne y sus "Ensayos", por encontrar descanso y frescura, respeto e inteligencia. Algunas buenas novelas me evaden y logro el disfrute apetecido, a veces inesperado, como así fue con "La única historia" de J. Barnes, "Lluvia fina" de Landero o "Los besos en el pan" de Almudena Grandes, pero siempre quiero permanecer atento al mundo en el que vivo, me obligo a seguir la actualidad política y sus peripecias. Pretendo formarme una opinión, que esté fundada y no resulte de leer o escuchar solamente a quienes puedan pensar parecido a mí. Es entonces cuando la lectura de Ferlosio desbroza el confuso e indigesto panorama nacional, como ocurre con alguno de sus pecios, pequeños textos intensos y lúcidos, como restos de un naufragio reveladores de la nave hundida; para muestra el que sigue: "(Claudicación) Los demócratas, deslumbrados al considerar como una gran conquista política el que el voto sea secreto, se quedan ciegos para la evidencia de que la derrota y la tragedia subsisten y se manifiestan justamente en el hecho de que tenga que serlo. Realmente pública sería sólo una impune y orgullosa mano alzada".

Esto que les relato es lo que echo de menos cada día, ser tratado con dignidad, con un mínimo de consideración, que los políticos con sus mensajes no me provoquen asco y enfado. Aunque sospecho que su verborrea repetitiva y vacua, sus proclamas mentirosas y sus descalificaciones bárbaras de los rivales de otros partidos, van destinadas a otras personas, otro espectro de votantes, a los que no enfaden, tal y como habrán aconsejado sus expertos en marketing electoral. Me pregunto desde hace mucho tiempo sobre los límites de estos discursos, sobre su repercusión, no ya en la movilización al voto sino en la salud de la vida pública española. No acepto que se justifique la inmundicia mitinera de Pablo Casado diciendo que hay poco nivel. Se trata de una estrategia que pretende más votos. Pero? ¿debe sacrificarse todo en el altar de esa hipótesis? Más bien, me temo, que, por su ceguera, sus acólitos más fanáticos e ignorantes, acabarán confundiendo las irresponsables e indemostradas acusaciones a otros políticos, en probados delitos merecedores del odio y del castigo. Sí, se están encendiendo hogueras en cada mitin, por ahora queman nombres, imágenes o la dignidad de personas, espero que cesen pronto los simulacros, puede que se corra el riesgo de lamentar persecuciones reales a los denostados herejes. Que lleguen a ser tratados como el lobo que da título a estas palabras.

Cómo me alegro de que el conspicuo representante del extremo centro español, Albert Rivera, anuncie que se estudiará una asignatura de Constitución en las escuelas. Vaya, qué ingenioso este inventor de realidades ad hoc, qué atento a las necesidades de nuestra maltratada España, no hay que preocuparse, para esto existe él, para dar respuesta a las carencias de la patria. Ya se ha enterado de que los jóvenes salen de las escuelas e institutos sin conocer lo que defiende la Constitución de 1978. Muy bien, bienvenido al planeta, pero en nuestro país existió una asignatura llamada Educación para la Ciudadanía, que se comenzó a impartir en 2007 y tenía como referencia fundamental de su curriculum nuestra Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El gobierno de PP, con Rajoy a la cabeza, eliminó la materia porque adoctrinaba y ocasionaba polémicas. ¿Recuerda el gaznápiro centrista que su partido apoyó ese gobierno y actualmente ofrece a ese partido su rendido apoyo poselectoral? Lo dudo, suele ocurrir con los que deben inventar el mundo cada mañana. Fabricar la realidad pertinente da mucho trabajo.

En fin. Un pecio de Ferlosio para ir terminando, en su memoria: "El niño que osó decir "El emperador está desnudo", ¡ay! acaso también estaba pagado por el propio emperador".

Les deseo buena Semana Santa, merecemos días de tranquilidad, recogimiento y respeto.