Recuerda qué emocionada estaba este domingo Madrid. Al ver a tanta gente de los pueblos, a tanta gente trabajadora, sacrificada, honrada, sabia, pacífica, alegre y a la vez que sufre por el abandono, por la desigualdad. A toda esa gente, como vosotras, que trabaja todo el año para que coma la ciudad capital. Madrid no aguantó más y se puso a llorar (llover). Después, se aguantó como pudo, se limpió las lágrimas en las banderas y pancartas, y se sumó a la fiesta reivindicativa. La España vaciada hizo latir su corazón cansado y a la vez esperanzado.

Para llegar a la meta hay que dar muchos pasos. Ayer se dio uno. Lo importante es no parar.