Eso es así desde que era tan pequeña que asomarme desde el adarve para ver el Duero me daba miedo porque pensaba que me iba a colar entre las almenas, o que se iban a arroñar del todo como los pequeños trozos de piedra desgastada que se caían solo con pisarlos con los zapatos de charol de la Semana Santa, que era cuando bajábamos a Zamora, que era como se decía en mi barrio cuando íbamos al centro, hasta el Mercado o más allá, aunque es todo llano: "bajar a Zamora". Hice la primera comunión pronto porque me aprendí hasta la Bula de la Santa Cruzada, pero no me entró el uso de razón que decían y me creí que la Muralla era segura porque me decía mi padre que la vigilaban continuamente los del ayuntamiento o los del gobierno -las comunidades autónomas no se habían inventado- para tranquilizarnos. Pero aun así: "no te acerques mucho, Lauri, que se puede caer alguna piedra para abajo". Se mantenían las dudas sobre su integridad.

Pero la Muralla, ¡ay!, siguió derrumbándose, a tramos, discretamente.

Ya en el Instituto, donde la razón me iba alejando de las creencias para acercarme al conocimiento empírico, empecé a conocer la realidad de la Muralla. No solamente estaba poco cuidada, sino que durante años los zamoranos la habían utilizado para formar parte de sus casas impidiéndonos verla -bueno, al menos servía para algo útil como pared o patio de una vivienda.

Pero la Muralla, ¡ay! siguió desapareciendo.

Porque si esto hicieron los zamoranos de a pie, los políticos y asesores técnicos de distintas épocas, la habían demolido piedra a piedra por distintas razones tan peregrinas algunas como que no dejaban pasar el aire y ventilar las calles -desde entonces bien que se ventilan, que no hay forma de ir por Santa Clara sin notar el airecillo del norte. Los sillares de la Muralla derribada a machamartillo, o en su caso a "machapiedra", pasaron a formar parte de algún palacete, que estaría muy mal ventilado.Tanto, que con el tiempo el sitio de palacetes y muralla derribada acabó convirtiéndose por la especulación en edificios altos con muchos pisos porque la lógica del capital y del poder económico y político no ha cambiado tanto. Casi nada.

Pero la Muralla ¡ay! siguió menguando. Recién estrenada la democracia, los que realmente mandaban desde Europa decidieron cerrarnos las fábricas en España -aquí sólo quedaba Reglero que se fue a Toro como Gaza ha decidido irse a Coreses, pero en el primer caso sin que nadie más que las trabajadoras se quejaran-; nos pusieron cuotas para no producir en el campo, y a cambio nos dieron fondos para el patrimonio, que es como se empezó a llamar a la Muralla desdentada de Gerardo Diego. Se abrió al público el primer recinto amurallado, que había sufrido tanto como el resto, y desde el que ahora se puede contemplar el Castillo tan "vaciado" como la Zamora sin obreros, sin campesinos, sin gente.

Pero la Muralla ¡ay! siguió sufriendo.

Los fondos europeos no llegaron ni para construir el Museo de Lobo, y mucho menos para arreglar la Muralla, que siguió sufriendo presupuesto tras presupuesto las inclemencias políticas y meteorológicas. Como para justificar la falta de cuidado se hizo un Plan Director y se catalogó como BIC, pero siguió advirtiéndonos del abandono.

Pero la Muralla ¡ay! siguió protestando.

También fueron derribándose las casas que en su día la ocultaban en la Feria y otros lugares, donde empezó a lucir de nuevo. Pero de vez en cuando sus piedras se salen del paño, dándonos el susto de lo que podría pasar si pillan a alguien y de la pérdida de un BIC, que ya no es un simple muro levantado para defendernos, sino que se defiende de los que han utilizado como excusa para esconderla, derribarla o manipularla.

Pero la Muralla ¡ay! siguió defendiéndose: se abre o se cierra.

A los amantes del arte? abre la Muralla. Contra al especulador? cierra la Muralla. Al turista que la admira? abre la Muralla. Al que mea en el mirador? cierra la muralla. Al que ama su patrimonio? Al que no presupuestó?A quien la usa como excusa? A los que hacen botellóóón?

Para defender la Muralla, traigánme todas las manos.

(*) Concejala de IU del Ayuntamiento de Zamora