El buzón del palacio de La Zarzuela no va a dar abasto para contener tanta petición como va a llegar al rey de España, pidiendo la supuesta 'reparación' de esto, de aquello y de lo de más allá. El presidente de Méjico, López Obrador, abrió la cajita de los despropósitos y ahora unos cuantos quieren subirse a ese carro que se ha quedado sin caballos. Esto no ha hecho más que empezar.

Sabemos las ganas que tiene el orbe islámico de hincarle el diente a distintos monumentos andaluces. La Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada son objetivo preferente de 'imames' y otros clérigos musulmanes que quieren reavivar su particular reconquista, la de Al-Andalus, que va más allá de Despeñaperros y llega hasta los predios del mismísimo don Pelayo. Ignoro si ha sido uno de esos clérigos o si ha sido un líder musulmán quien ha remitido carta al Rey Felipe VI, prácticamente exigiéndole que pida públicas disculpas por la toma de Granada y la victoria de la Reconquista. Don Felipe no va a hacer otra cosa.

El Gobierno calla, y sabido es que quien calla otorga, mientras el ministro Borrell, por poco tiempo, puesto que Sánchez lo 'destierra' a Bruselas, para que no le desbarate sus planes con respecto a Cataluña, es el único que sale al paso y de forma muy diplomática, por algo es el canciller de exteriores, manda a tomar por el saco a López Obrador y a los 'imames' que se están revolviendo bajo sus túnicas. Debe ser uno de los pocos españoles a los que no importa decir las verdades del barquero al mundo islamista a los que los de monólogo y chiste fácil le tienen verdadero pavor.

La mayoría de españoles, de ahí la fuerza de VOX, están más que hartos de tanto progre de pacotilla, de tanto millonario de izquierdas clamando por la clase obrera en cuanto le ponen un micro por delante. La progresía española de izquierdas es de libro. En este caso hay que reconocer, por mucho que no esté de acuerdo en tantas de sus actuaciones, que la derecha es la única que planta cara a las aspiraciones de todos los abajo firmantes que no hacen otra cosa que reclamar lo que no es de ellos y vivir de las subvenciones patrias. Y esto de la subvención no es una fake. Hay autonomías como Euskadi, donde sólo les falta levantar la cuchara y darles de comer directamente. Cuando lo que habría que hacer es darles la misma caña que nos dan al resto de españoles y enseñarles a pescar.

No tenemos, de momento, mejor don Pelayo que Josep Borrell. El ministro tiene la dignidad y los arrestos suficientes para dejar con la palabra en la boca a un activista de izquierdas, travestido de presunto periodista, que no hizo otra cosa durante la entrevista de la polémica que hacer preguntas sesgadas a favor del independentismo catalán para tratar de poner en evidencia al ministro español. Cosa que no consiguió. Seguro que el tipo ese estaba pagado con dinero español por el clan de los Torra y compañía precisamente para eso, para incomodar al ministro y vender una imagen de España que no es real. Iceta no nos ha tranquilizado ni mucho menos. No ha hecho otra cosa que avisar de lo que está por llegar si Sánchez, con la inestimable ayuda de independentistas y podemitas, toma posesión de La Moncloa, esta vez por la vía de las urnas.

Como siga corriéndose la voz, las cartas se van a amontonar en la mesa de trabajo de don Felipe. Primero solicitarán públicas disculpas del Jefe del Estado y a renglón seguido que se les devuelva lo que creen suyo. Aviados vamos si hacemos caso.