Hay polémicas que nunca mueren, que se resisten a desparecer del terreno de las peloteras patrias. Cierto sector del feminismo recalcitrante y sectario, mantiene su terquedad contra viento y marea a pesar del ridículo espantoso que pueden llegar a hacer con sus absurdas campañas. No es la primera vez que el feminismo pide un boicot generalizado contra el consumo de lácteos argumentando que "las vacas también son mujeres" ¡Toma ya! Una activista de ese jaez ha publicado un vídeo en el que pide respeto para las 'compañeras' "vacas oprimidas" que ha reavivado el debate.

Esto es rizar el rizo. Esto es una de la miles de gilipolleces que el feminismo nos impone, una de las muchas imbecilidades que quieren que traguemos, asumiéndolas como propias y obrando en consecuencia. Hace falta ser imbéciles para caer en tamañas campañas en las que piden respeto para las compañeras "vacas violadas y oprimidas" porque "las vacas también son mujeres". Ni poniéndoles zapatos de Manolo Blahnik ni vestidos de Versace se asemejan para nada a una mujer. Y no conozco a una sola mujer, por gruesa que esté, que se asemeje a una vaca, ni aun disfrazándola de tal.

Es verdad que cuando se quiere hacer una maldad, a una mujer gruesa se la llama 'vaca' y en el peor de los casos 'moby dick', pero sólo eso. Ciertos insultos deberían desterrarse, con ellos sólo se pretende hacer daño y crear complejos absurdos. Benditas las llenitas que siempre tienen una sonrisa a flor de labios. Considerar a una vaca mujer y llamarla compañera es como para hacer pis y no caer ni gota, con perdón de tan fea expresión.

Los ganaderos tratan al ganado a cuerpo de rey. Siempre hay excepciones, pero son solo eso. Las vacas ni violadas ni oprimidas, además ejercen una función que para sí quisieran las femivacas, las feminazis, y las feministoides, que de todo hay en tan peculiar sector. No sé dónde nos quiere llevar esta gente que debería hacérselo mirar. Lo suyo no es normal ni de lejos. Mis compañeras son otras mujeres, sean de la ideología y de la fe que sean, pero nunca una vaca. La vaca sí me proporciona un alimento más que necesario, pero de ahí al resto de consideraciones media un abismo.

La igualdad de sexos se convierte en chiste en cuanto estas individuas intervienen, para regocijo de los hombres y de un montón de mujeres que han pasado de echarse las manos a la cabeza escandalizadas, a troncharse de risa. No es para menos. No se puede mezclar so pena de coctel explosivo, la lucha por la igualdad de sexos y la defensa de los derechos de los animales. Yo tampoco quiero que maltraten a los animales. Pero es que a la vaca nadie la apalea, se la ordeña para dar un producto tan necesario como la leche. Además, nace para eso, para dar servicio al hombre.

Es mejor defender a las vacas, a las burras, a las ovejas y a todo bicho viviente en femenino plural, que luchar por la dignidad, la seguridad, el bienestar y el trato adecuado para ancianos y niños, cuántos de ellos maltratados en centros sobre los que la Administración debiera poner su atención preferente, aunque no lo hace y eso empieza a resultar altamente sospechoso. A los niños y a los ancianos, que les den morcilla, protejamos a las vacas, tratémoslas de igual a igual. No sé a qué esperan para sacarlas en manifestación, para 'rescatarlas', llevárselas a sus casas y convivir con ellas en el día a día. Están tardando mucho.

Buen trato a los animales, por supuesto, pero sin llegar a estos arrebatos como el que ha puesto en entredicho a las 'femivacas'.