El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dejado pequeño a Pedro Sánchez a la hora de desenterrar el pasado. Este último quiere volver cuarenta años atrás. El primero quinientos años. López Obrador ha conseguido que políticos, historiadores, presidentes de otros países iberoamericanos e incluso la propia RAE se hayan puesto en contra de su petición obligándole a rebajar el tono subidito con el que envío la primera andanada y a ser posible su rectificación..

El presidente de México exige al Rey de España que pida perdón por los agravios cometidos contra las tribus indígenas por los conquistadores españoles para, a renglón seguido, hablar de reconciliación. Una vez más, el ministro de Exteriores español, Josep Borrell ha estado a la altura contestando que "España no va a presentar disculpas a Méjico ni a pedírsela a Francia por Napoleón".

Lo que tiene que hacer López Obrador con máxima urgencia es pedir perdón a sus compatriotas, a todos aquellos que viven con miedo por culpa de los cárteles de la droga que campan a sus anchas por todo el territorio mejicano. Lo que tiene que hacer López Obrador es acabar con la violencia en la que vive Méjico y pedir perdón publica e internacionalmente a las víctimas tanto de la policía corrupta de gatillo fácil como de las mafias de la droga. Lo que tiene que hacer López Obrador es pedir perdón a las familias de tantos secuestrados mejicanos que han acabado mutilados, en el mejor de los casos, y muertos en el peor. Y cuando pida perdón y acabe con el problemón que sufre México desde hace tantos años, problemón que se salda un día sí y otro también con infinidad de muertos y heridos, con las mujeres convertidas en carne de abuso sexual, trata y esclavitud, entonces, siempre que la legislatura le haya dado de sí para tanto como está en la obligación de reparar, entonces que pida explicaciones a los demás. Pero es que ni eso.

Estoy convencida de ello, que todos los conquistadores han cometido barbaridades. Pero, mire por donde, no fueron precisamente los españoles los más bárbaros. Historiadores, eruditos, hispanistas, periodistas, escritores, políticos de distintos signos, todo el mundo reconoce que ningún otro país como España hizo tanto culturalmente por los países que colonizó. Si ponemos en valor la contribución cultural de la conquista no tenemos porqué agachar la cabeza, ni que otros vengan a darnos lecciones de ningún tipo. La contribución de España sólo la cuestionan aquellos que están, por sistema, en contra de todo, es decir, los podemitas de Pablo Iglesias que, en lugar de españoles, parecen, según de donde soplen los vientos, venezolanos de Maduro o cubanos de los Castro, sin citar otras satrapías donde ellos se encuentran tan a gusto.

La del presidente mejicano ha sido una salida de pata de banco a la que ha contribuido su señora esposa y primera dama mejicana quien ya viene algún tiempo dando el coñazo al respecto Poco habla el matrimonio de la responsabilidad de los dirigentes mejicanos pasados y presentes por el deterioro de la sociedad, la explotación de los más vulnerables, mujeres, niños y pobres, el quebranto de la economía del país y el sistemático despilfarro de las riquezas naturales que no han sabido gestionar. Lo que tiene que hace la clase política mejicana, encabezada por su presidente es asumir sus propias responsabilidades y dejar de buscar cabezas de turco o chivos expiatorios para disfrazar su incapacidad, su falta de tacto y sus propias ambiciones que ponen por encima del maravilloso pueblo mexicano.