Duende y melisma de Jerez regresan el sábado a la ciudad crisálida. Vienen buscando el compás que Isabel Ramos Moreno (Isabelita) dejara prendido en una junquera del Duero allá por 1942. La ciudad andaluza y Zamora se hermanan en el recuerdo de una cantaora genial, cuyos ecos han renacido gracias al trabajo de investigación del catedrático zamorano José Ignacio Primo, quien ha recuperado la historia de una artista singular, que nació en el municipio albarizo y murió en la capital de la Andalucía del Norte (Antonio Mairena dixit) antes de dejar su impronta y su soleá por bulería flotando en el Ramos Carrión. ¿Quién se puede resistir a caer rendido ante el compás de Jesús Méndez, Melchora Ortega y Juan de la Morena? Nadie, claro, y menos si el cante bueno está envuelto en la sonanta de Pascual de Lorca y Miguel Salado.

Dicen que un hombre de pelo largo y rasgos agitanados que ventea su alma en Santa Cristina de la Polvorosa puso durante muchos años flores en una tumba corriente que asomaba sin brillo en el cementerio de San Atilano. Lo dicen y debe ser verdad, porque allí aparecía de vez en cuando la ofrenda floral. José Ignacio Primo ha logrado con su intuición y su trabajo recuperar a una cantaora única, olvidada hasta en su tierra natal, Jerez, que ahora la pone en el pedestal que se merece, allá donde debería haber estado desde su muerte.

La emersión de la memoria de la cantaora será este fin de semana, con la programación de numerosos actos, organizados por el Foro Flamenco de Zamora y en los que colaboran los ayuntamientos de la capital castellano-leonesa y la ciudad andaluza. Con las actividades, incluida una conferencia de José Ignacio Primo, se pretende sacar del anonimato el cante de una artista que durante muchos años vivió en el limbo.

El acto central del programa es la velada flamenca programada para mañana sábado en el Teatro Principal (20.30 horas). No faltará nada que se supone en un acto de exaltación de una artista: su memoria realzada por su redescubridor y la actuación de cantaores, guitarristas, una bailaora: Noelia Vilches y un instrumentista flamenco: Diego Villegas. El Foro Flamenco pretende que el espectáculo sea un mapa amplio del cante jondo y la magia de Jerez. La idea ha sido muy bien acogida por la afición porque ya el martes estaban vendidas la mayor parte de las entradas a la venta.

Hay que destacar que el cartel de artistas que viene este sábado a Zamora no es de compromiso, tiene el brillo que da Jerez y el flamenco cabal, el que deja impronta y tizna de rojo las fechas señaladas en el calendario. El buen aficionado es el que apunta sin escribir aquellas actuaciones que se quedan en su retina a lo largo de su vida. Esta puede ser una de ellas porque es poliédrica y cierra una idea, la de que los intérpretes geniales no pueden morir en el anonimato.

La figura que destaca en la atalaya de cantaores es, sin duda, la de Jesús Méndez. Jerezano de una familia con sello propio que tuvo en La Paquera su buque insignia y que pegó con fuerza en su ADN la defensa de la tradición -y filosofía? de La Plazuela. Es el cantaor jerezano uno de los pilares del flamenco que está por venir, como lo son también Antonio Reyes, Pedro el Granaíno o Ricardo Fernández del Moral. Ya no quedan santones del jondo y ahora hay un grupo de artistas que tienen menos de cincuenta años que están buscando su sitio y que, si no hay sorpresas, estarán en lo más alto del campanario en menos que se canta una saeta.

Jesús Méndez es cantaor largo, que maneja la mancera de lo jondo como nadie, pero que también se deja querer por otros sones que viven en la ribera del gran río. Se identifica mucho con la bulería y la soleá, pero no tiene miedo a ningún palo, que la luz atraviesa todo lo que es suave y a él le sobra vena artística y ese transitar siempre por el camino correcto, el que no tiene pérdida. Es cantaor de tierra larga, la que no tiene límites y ha dejado la impronta de su arte en todos los continentes. Si tiene que escoger una país, al margen de España claro, que ame el arte patrimonio de la humanidad ese es Japón, por su disciplina, por su pasión y por su entrega.

Tiene ya tres trabajos publicados y anda a vueltas con un cuarto del que no quiere soltar prenda, pero que tiene que ver con La Paquera, ahí es ná. "Voz del Alma", su última creación, es fruto maduro y muestra de una cosecha de añada excelente. El amor por su familia que aparece en algunas de sus letras enduenda a quien lo escucha y las bulerías encadenadas que aparecen en este disco transportan a un mundo ideal plagado de luz y aguas cristalinas.

Tiene un don Jesús Méndez y es que sabe disfrutar del momento. Lo hace también en el escenario, donde hace vibrar a la concurrencia con una variedad de cantes que muestran a la perfección el universo multicolor del jondo. Tiene un cariño especial a esta provincia donde ha actuado en numerosas ocasiones, la última en el Festival Flamenco de San Pedro 2019, que organizó la peña flamenca Amigos del Cante. Tiene presencia, voz y talento y unos genes que aprendieron a cantar antes que a respirar. Su actuación este sábado en el Principal será para enmarcar, eso seguro. Quiere discurrir junto al Duero con compás y cartabón. Pero no se ha dado cuenta de que ya ha llegado la primavera. Será una explosión.

Melchora Ortega está hecha para el cante y para transmitir emociones. Lleva vida en su voz y esa virtud de meterse en los huecos de los demás para llenarlos. Es honesta con lo que hace y con lo que piensa y tiene la capacidad de aprender. Y lo ha hecho escuchando a La Paquera, Chocolate, Mercé? Jerez en sus huesos y el barrio de Santiago en su corazón. Así es ella, apasionada, ubicua, acaparadora sin quererlo, un torbellino de claridad, esa que siempre viene del cielo, según escribió Claudio Rodríguez, nuestro poeta de almohada. Ha conseguido convertir la seguidilla en un don propio y no se olvidará en el Principal de la soleá por bulerías de Isabelita, la gran protagonista de la velada.

No por estar atrás sé es menos visible. Juan de la Morena, de la saga del mismo nombre, actuará en el Fin de Fiesta dando hilo y sentido a la bailaora Noelia Vilches, que dejará en las tablas del liceo zamorano el embrujo engarzado de jeribeques de luna para mostrar un mundo, el baile, que ha impulsado al jondo a lo largo de la historia hasta donde hoy está. Noelia y Juan se encargarán de abrir la caja de la alegría, mientras que Diego Villegas pondrá los otros sonidos a la noche, esos que despiertan sentimientos encontrados, los que hacen carne y se meten hasta el fondo.

El cartel de guitarristas está a la altura del de cantaores. Pascual de Lorca es uno de los puntales de la sonanta española. José Pascual Ruiz vive su profesión con intensidad y siempre la inspiración lo pilla trabajando, aunque sea en Suiza, un país en el que ha laborado mucho tiempo. Preparado para lo que viene, sabe que la guitarra va a tener que convivir cada vez más con otros instrumentos musicales. No le importa, porque sabe que las sumas siempre hacen ganar a todos. Es un virtuoso que nunca tiene una mala noche. Como Miguel Salado, un mago de las cuerdas que aprendió a sentir y a tocar en su Jerez natal y que nunca ha dejado de evolucionar "porque aprender solo se aprende aprendiendo". Y practicando. Mil y un días sin parar, hasta que los dedos pierden la sensibilidad. Las palmas y jaleos correrán a cargo el sábado de Diego Montoya y Manuel Salado.

La velada del sábado tendrá también una significación especial para Antonio Regalado, guitarrista zamorano que ha empleado muchas horas en organizar todos los detalles para que todo salga pintiparado. Será una actuación flamenca, pero también una lección de historia y una forma de pagar una deuda con una cantaora que murió en Zamora en lo más alto de su carrera.