El poder tiene leyes no escritas ni con vigencia oficial que se aplican desde que existe, o sea, desde el comienzo de los tiempos. De hecho, la expulsión del Paraíso es, antes que nada, una demostración de poder. Yendo a algo más acá, cuando llegan unas elecciones las leyes del poder hacen aparecer las navajas y la cuchilla. Las navajas, a veces puñales dorados y otras cuchillos cachicuernos, son para dirimir sus cuitas los que aspiran al poder. La cuchilla es la que pasa por su dominio el que tiene el poder, al hacerse las listas, y tiene función múltiple: castiga a unos, premia a otros, avisa a todos de lo que le pasa al que se desmanda, ceba el miedo y reafirma el mando. La cuchilla es cruel y no atiende a méritos, pues su ley va por otro lado. Aunque aquí "cuchilla" se emplea como metáfora, el empleo de la cuchilla real (como en el caso Khashoggi) obedece a la misma ley.