Con el pollo que montan los del pollo, como se llamaba al águila que enmarcaba el escudo de la bandera franquista, y los defensores de la rojigualda de los muy españoles y mucho españoles o "españolos" -que diría el señor Deán de la Catedral, que se dirigió a mi vulgar persona como "tenienta" de alcalde, o sea de "alcalda", en un afán de desacreditar el lenguaje inclusivo del feminismo... y mío.

Bueno, volviendo al tema: ¡menudo pollo o "gallina" -el otro femenino es vulgar- que montan los susodichos cuando a la bandera española le sustituimos una franja roja por la morada de la democrática bandera de la España republicana! Pero cuando la candidata al ayuntamiento de Zamora le quita una franja roja a la Seña Bermeja en su publicidad buzoneada, no hay ni un muy zamorano o mucho zamorano que se indigne. Puede que sea un acto fallido que responda al deseo de olvidar la batalla ganada por la izquierda y de quitar al rojo que conquistó la alcaldía. Por ello no le importa despreciar la historia suprimiendo la banda roja que representa una batalla ganada por Viriato al Imperio Romano, porque el color le recuerda a Guarido -de procedencia sayaguesa como Viriato- que ganó una batalla al hegemónico Imperio del PP en Zamora.

Un imperio, el del PP, que ofrece signos de desmoronamiento como sucedió con el Romano por los excesos de tantos años de poder y la división, entre "sorayistas" y vencedores "casadistas", que en Zamora han pedido la cabeza del antes todopoderoso Maíllo, y que están amenazados en sus fronteras ideológicas por los bárbaros de Vox, que son muy y mucho más todo: españoles, cazadores, toreros y de derechas.

Los de Vox son tan muy y mucho machos que entran en campaña criticando la de la Concejala de Igualdad sobre el día del padre para animarles al cuidado de los hijos porque, según Vox, su papel es "trabajar para sostener a la familia dejando que la mujer cuide a los hijos". Vuelve el hombre, sí, pero el hombre cazador de las cavernas.

Los pollos electorales llegan hasta las cosas del beber. El candidato del PSOE decide que para proteger la Muralla, en lugar de que su partido en el Gobierno de España ponga dinero porque es de propiedad estatal -lo mismo que no ha puesto un euro del 1,5% cultural para el Puente de Piedra o el Mercado- lo que procede es prohibir el botellón de San Martín que parece que puede derribarla por el ruido y música de las trompas como la muralla de Jericó. Y eso que en San Martín no ha habido desprendimientos de Muralla y que el botellón no se puede prohibir porque no se convoca por nadie, pese a que el posible candidato de Ciudadanos lo impuso como condición para aprobar el presupuesto, y ha insistido en ello demostrando su desconocimiento antes y acusando ahora de electoralismo.

De lo que sí saben en Ciudadanos, al menos en la Comunidad, es de las cosas del comer, o sea, de "pucherazos", como en el caso de Silvia Clemente. En Zamora sin embargo son del plato único de lentejas que si quieres las tragas y si no las dejas, imponiendo desde fuera por cáterin al candidato al Congreso, que ha provocado el ayuno, o sea, dimisión del Secretario General.

Y hablando de ayunos, la Iglesia no ha montado el pollo por grabar en Cuaresma el programa Máster Chef en la Plaza de la Catedral, sino que hasta cede el Claustro pese a que los aromas de la cocina puedan ser una tentación. Se ve que en materia de pecados capitales también hay clases: no es lo mismo tentar a la gula del Máster que a la lujuria del Transgrest. O que, ¡vanitas vanitatis!, quieren salir en televisión.

Como ha salido en la tele uno de los pollos habituales de la Semana Santa aunque han hecho las paces ya, después de habernos puesto muy difícil tomar partido entre cargadores del "Cinco de Copas" por popular, y de "Las Tres Marías", por mujeres.

Tampoco ha habido broncas por la habitual presentación en todas las campañas electorales de la empresa con puestos de trabajo para zamoranos. Esta vez, los candidatos del bipartidismo PP-PSOE parecen haberse puesto de acuerdo para repartirse los méritos de que una empresa tecnológica se instale en Zamora.

La feliz noticia, sobre todo si se hace realidad, no va a impedir que Zamora siga formando parte de la España tan muy y mucho "vaciada", que ya corre peligro de extinción hasta el humilde burro zamorano. Tampoco va a impedir que los de Zamora 10 y las Viriat@s vayan a Madrid a decir que Zamora existe, donde no serán muchos porque somos la Zamora vaciada -salvo que vayan los que ya están fuera- y porque faltan los trabajadores de los sindicatos ¡Ánimo!

¿Y de IU qué? que no dices nada, Laura. Pues que el pollo de ir a las elecciones con Podemos se está inclinando a las posiciones de Zamora, y que con cualquier nombre seguiremos siendo de izquierdas mientras haya injustas desigualdades de todo tipo: económicas y de derechos.

Por cierto, y vuelvo al inicio, espero que Freud no siga pasando cuentas a la candidata del PP con otras banderas. Porque si le quita las bandas rojas a la bandera de España ¿qué le queda? ¡El amarillo! que aunque lo llamen gualda es el color de los que piden la salida de la cárcel de los presos independentistas catalanes.

Es lo que tiene jugar a las banderas y a quitar las bandas rojas.