Las de las patatas son irrelevantes.

España es la monda. ¡ Ay qué risa!, ¡ Ay qué pena!. Es una monda desde dentro afuera. Las de los cementerios son una medida genial. Después de seis años los restos son exhumados para incinerarlos y dejar espacio para los nuevos difuntos que han de venir.

Las harkas multicolores de nuestros políticos y las hordas vocingleras de felones cagamandurrias que les corean, tienen un auténtico pavor a la realidad. Son incapaces de aplicar una monda a sus complejos ancestrales, prefieren montar un conciliábulo para orear las momias de la II República y del Caudillo. Así en esa velada tenebrosa se olvidan del paro, de la inmigración, de la fuga de investigadores y licenciados que nunca volverán, de la despoblación y el envejecimiento que están consumiendo al País, a esa España que queramos o no, solo es Una y muchos graves problemas, que no conviene que conozca el Pueblo por si empieza a hacer preguntas.