Hace ya unos cuantos años que me gusta empezar mi temporada taurina como aficionado en el Palacio de Vistalegre en Madrid. A finales de febrero se organiza una miniferia taurina. El Palacio está ubicado donde estuvo en su día la plaza de toros de Carabanchel, conocida como "La Chata". Era un coso emblemático en la historia de la tauromaquia y de gratos recuerdos para los aficionados de cierta edad. Este año se anunciaba un mano a mano entre Manuel Jesús "El Cid" y Emilio de Justo ante toros de distintas ganaderías: Puerto de San Lorenzo, Parladé y Victorino Martín. Al conocer el cartel recordé otros festejos que presencié en esta plaza y que tuvieron como protagonistas a dos toreros. Uno fue el protagonizado por Curro Vázquez (que se despedía de los ruedos) y un Juli pletórico que cortó un rabo.

Otro entre Morante de la Puebla y el torero mexicano "El Pana", que llegó a la plaza en una calesa tirada por dos caballos y que, en vez del capote de paseo, llevaba una especie de manta o poncho muy colorido y fumándose un puro habano. La suerte no le acompañó esa tarde.

Torero tristemente fallecido hace unos años después de quedarse tetrapléjico tras una grave cogida. Seguro que ya en el cielo habrá tenido unas buenas pláticas con Joselito, Juan Belmonte y Manolete fumándose un buen puro habano. En el festejo de este año, yo destacaría un gran toro de Victorino que rompió en bravo en la muleta arrastrando el hocico por la arena y sin cansarse de embestir. Y Emilio de Justo ante un toro con mucha clase de Parladé le recetó unas series naturales y unos pases de pecho de antología que pusieron la plaza boca abajo. Después de una gran estocada se le concedieron dos orejas. Yo salí toreando de la plaza y al pasar entre dos enormes toros de bronce que flanqueaban la puerta principal me acordé de aquellas palabras que se cantan en la zarzuela "La verbena de la paloma": "...Y a los toros de Carabanchel".