Mientras Ciudadanos se pierde en la opacidad más absoluta, dejando a Rivera mal parado y al pairo de lo que diga o deje de decir Georges Soros, el magnate antisistema, posiblemente el hombre más poderoso del mundo y del que siempre se ha dicho que es quien manda en el partido de Albert Rivera, la catarsis se hace efectiva en los partidos mayoritarios y aún en los que no lo son. Sánchez a lo suyo con los suyos, que no son los de Susana Díaz, ni los de Javier Fernández, ni los de Guerra, ni los de Felipe. Pablo Casado hace lo propio con 'los sorayistas'.

Si alguien pensó que Casado iba a desaprovechar la ocasión que le brindan las elecciones que están al caer para dar un golpe de mando y mostrar y demostrar quien conduce la nave de Génova, es que no conoce al presidente del Partido Popular, hombre de convicciones firmes e ideas claras. Casado es consciente de que Zamora era sorayista por los cuatro costados. En pocas provincias como en Zamora se apostó tanto y tan fuerte, incluso hasta el último minuto, por Soraya Saénz de Santamaría. Y si sólo hubiera sido eso.

Una de las sorayistas más recalcitrantes, Clara San Damián, no sólo apostó hasta el final por la de Valladolid, también procuro recordar a todo el que quería escucharla que sobre Casado pesaba el "lio del máster" y que acabaría sacudiéndole una bofetada en la cara lo que inhabilitaba al de Ávila, para presidir el PP. Pues, anda, que no se puso pesada con el asunto. No hablo de oídas. Y, claro, Casado actúa en consecuencia. Como están haciendo el resto de líderes de otras formaciones. Eso es normal. Tan malo no es Casado cuando, encima, hace la vista gorda con algunas dándoles de nuevo alas.

La regeneración debe comenzar por el cambio de rostros y de comportamientos. No podemos, en lo nacional, estar otros treinta y tantos años viendo la 'jerol' de Celia Villalobos que, para más inri no traga a Casado. El tiempo me ha dado la razón sobre su deslealtad. En cuanto le han puesto delante un micrófono y una cámara se ha despachado a gusto contra el actual presidente. Además forma parte del grupo de 'los Sorayos'. Están esperando un tropezón de Casado para tirarse a su yugular.

En cuanto a Zamora respecta no hay sorpresas que valgan. Más o menos todos tenemos claro quienes permanecen, quienes llegan de nuevas, quienes se van y quienes van a luchar hasta el último momento por estar, creyendo que si no están no son. Ese es el gran error de la mayoría de políticos, que quieren perpetuarse en el machito del cargo y a ser posible del poder para reafirmarse a sí mismos. Con lo edificante que resulta saber retirarse a tiempo, saber aceptar el relevo, es verdad que algunos relevos dejan bastante que desear. Hay políticos, como la propia San Damián, que gustan acumular cargos a ser posible sin cargas, que les permiten percibir emolumentos considerables. A pesar de ciertos hermetismos todo acaba sabiéndose.

En el PP de Zamora hay de todo un poco, caras largas y circunspectas y caras sonrientes. Habrá que preguntar a los que tengan la suerte de ir a Madrid, qué van a hacer por Zamora. Tengo la respuesta: olvidarla. Por cierto, el Senado es un regalo, nunca un castigo. Veremos qué tal funcionan las apuestas del líder y si ha sido capaz de quitarse lastre de encima. En cuanto empiecen a funcionar, sabremos de inmediato si dan o no la talla y sobre todo y en función de las iniciativas que presenten si han ido a trabajar o a pasar el rato lejos de casa.