"Varios países están facilitando la elección del tiempo y el modo en que las personas desean morir, pero en Holanda, capital mundial de la eutanasia, las consecuencias de todo esto comienzan a preocupar".

Así lo ha atestiguado el periodista Christopher de Bellaigue en el diario británico The Guardian (18-1-2019). Su artículo recoge los testimonios de varios médicos de Holanda y Bélgica acerca de la actual aplicación del "derecho a morir", una prerrogativa que, una vez en vigor -y es la advertencia que hace a países que se plantean su legalización- puede salirse del control inicialmente previsto.

Académicos y juristas han lanzado la alerta sobre lo que se conoce generalmente como la "pendiente resbaladiza": que una medida introducida para dar alivio a los pacientes terminales se haya extendido para incluir a personas que podrían vivir muchos años, algo que afecta a quienes sufren enfermedades como la distrofia muscular, a sexagenarios con demencia, e incluso a jóvenes con enfermedades mentales.

Lo interesante es que algunas irregularidades en la aplicación del procedimiento legal están incidiendo en que más personas se lo estén pensando. "Cifras oficiales, recientes sugieren que las dudas sobre la dirección que ha tomado la eutanasia holandesa están teniendo un efecto en la disponibilidad de los médicos para aplicar el procedimiento. En noviembre de 2018, el ministro de Sanidad reveló que en los primeros nueve meses del año, el número de casos descendió un 9% en comparación con el mismo período de 2017, la primera caída desde 2006. Poco después [de que el Ministerio diera esa información], en un signo de que hay un ambiente legal más hostil, la judicatura anunció el primer encausamiento de un médico por mala práctica en la ejecución de una eutanasia".

Inicialmente, con la legalización de 2002, la práctica se había disparado: "El número de holandeses que recibió la eutanasia subió notablemente, de estar por debajo de 2.000 en 2007 a casi 6.600 en 2017 (se estima que casi el mismo número ha visto rechazada su petición de eutanasia por no cumplir con los requisitos legales). También en 2017, unos 1.900 holandeses se mataron a sí mismos, mientras que los que murieron bajo sedación paliativa [...] fueron 32.000. En total, cerca de un cuarto de las muertes en 2017 fueron inducidas".