Perplejo. Obnubilado creo que se dice ahora. Y en mi perplejidad, me sorprendo a mí mismo vagando sin sentido por las ciudades de Moscu , Caracas y Pyonyang.

Mi asombro torna en estupefacción al averiguar que, al igual que en Madrid, en las tres capitales citadas acaban de inaugurar un certámen de AR-te CO-munista. Y que al igual que en ARCO, se exhiben tres colosales esculturas ( no se atrreven a traducir "ninot"), de sus intocables líderes. Vladimir Putin, Nicolás Maduro y Kim Yong-un. Me detengo para curiosear detalles de aquellas tres presuntas obras de arte.

Debajo del nombre del autor y pseudo artista, figuran las condiciones para su adquisición. A un precio de 300.000 dólares, o su equivalente en rublos , bolívares o wons, el comprador puede llevarse la escultura.

Con la condición de que la reproducción de los tres caudillos, prebostes de sus déspotas regímenes, sea incinerada en la Plaza Roja, en la Plaza de Simón Bolívar o en la de Kim il-sun, en la capital de Korea del Norte. Ante la masiva presencia de sus atónitos , subyugados súbditos. ¿Sueño, desvarío o pesadilla? Espabilo a tiempo de enterarme.

Los medios españoles tratan desde hace tiempo la noticia que ahora todos conocemos. Como si estuviéramos ante uno se esos "scoups" rosáceos a los que gaceteros y politólogos "á la mode" son tan aficionados .

"Felipe VI, tamaño XL, listo para su pública incineración". Titulan y tertulianean los unos y los otros.Todos expertos.

Mi fantasía es, pues, en en su porción madrileña ¡auténtica! Es más, nuestro Rey visitó ARCO sin detenerse en el "ninot" que durante días han cubierto selfis , cámaras, primeras de periódicos o aperturas de telediarios de cadenas públicas y privadas

Barata promoción , me digo a mí mismo.

Y me refiero al ínclito autor, artista de pega, expositor y falaz negociante. Con la excusa de paritipar en ese berengenal de Arte Comunitario. ¿ O es Contemporáneo?

Me gustaría concluir aquí. Pero antes permitaseme preguntarme: ¿Por qué en Madrid "si se puede"? Mientras sucede que a nadie se le ocurriría semejante ultraje en los paises citados. Bajo pena de prisión perpetua no revisable en esos regímenes domeñados por déspotas muy similares entre ellos.. Y a veces vituperados por los admiradores de la sucia afrenta en el IFEMA. Conozco la respuesta.

Vivimos en un Estado democrático de derecho y garantista. Y aquí se quema la imagen del Rey donde y cuando a macarras protegidos por la ley, les pete. Faltaría más.

Concluyo. No es la primera vez que sucede tal desfachatez en la Feria capitalina.

Alguien de identidad bien conocida por esos medios incapaces de oponerse a la hazaña -y que pertenece al mismo contubernio priofesional del previsto adquirent - ya está reuniendo, ¡vamos con su segunda compra!, la desmedida suma con la que el espurio embaucador miembro de la ínclita progresía (me permito barruntar) ) financiará su pérfido despropósito.

Hasta una nueva hazaña suya - amparada, protegida y pingüemente remunerada de nuevo - a perpetrar en la próxima exhibición del llamado Arte Contemporáneo.