Errejón apostata de Pablo Iglesias, su gran amigo del alma desde la juventud, y se va a las filas de Carmena, para aspirar a la presidencia de la Autonomía madrileña, apostando por otra alternativa política, Más Madrid.

Para más inri, P. Iglesias e Irene Montero, cabreados, retan a Errejón, y le sacan una contrincante para disputarle la Comunidad de Madrid. Para eso, los líderes podemitas enfrentan a la joven "anticapi" de Podemos Isabel Serra contra su hermana mayor Clara Serra (segunda del nuevo equipo de Errejón. Y a última hora surge otra nueva candidatura, Madrid En Pie, no se sabe si con exPodemos o no, o con "anticapis" o no. Cainismo puro.

Para avinagrar esta ensalada de grupitos de la izquierda, poco digestiva, en muchas de sus candidaturas a las municipales y autonómicas no conocemos aún cómo y con quién irán. Lo que sí se vislumbra ya es que acuden muy desunidos: Unidas Podemos (IU, Podemos, Anticapi, errejonistas, peceros, Izquierda Republicana y Alternativa Republicana, jóvenes revolucionarios, Equo, Ecologistas en Acción y demás...)

A todo lo anterior, gran parte de Compromís (Valencia), EnMarea (Galicia), EnComú-Podem, (Catalunya), etc., se presentan a su bola. En unas ciudades y autonomías lo hacen con Podemos; en otras, con IU o Equo, y en algunas, a su aire, en exclusividad.

Y la guinda del pastel cainita -que se comerán las izquierdas en abril y en mayo- es Actúa (trío calavera, B. Garzón, C. Almeida y G. Llamazares) una vez más intentando "joder la marrana" de las confluencias de la Izquierda.

En el PSOE, cómo no, también andan a la gresca. Vemos las continuas peleas entre los barones pseudo socialdemócratas-liberales y los partidarios, ahora, de Pésanchez, el sanchismo que dicen.

La división de la Izquierda está servida y las derechonas (PP, Cs y Vox) se frotan las manos y aplauden a rabiar. Ojo al dato, que la Izquierda -todita toda- está perdiendo el norte y el sur con su cainismo de siempre, mirándose continuamente el maravilloso ombligo de la pureza ética-estética-filosófica izquierdosa. Y otros de izquierda están pendientes solo para salvar el culo y los sueldos de sus cargos y demás prebendas. Porque el problema es que lo habitual en la izquierda no es el suma y sigue, sino el divide y resta. Las batallas de egos y personalismos -en lugar de hablar de ideas- son un mal tradicional que afecta a los partidos de izquierda. Así les va. El pacto de los botellines de mayo del 2016 (con P. Iglesias y A. Garzón); la juventud y bisoñez de algunos/as dirigentes podemitas que no han tenido apenas experiencia en la gestión, marcan un perfil de liderazgos titubeantes, que rayan casi en la candidez extrema, como demasiado jóvenes y pipiolos candidatos.

Lo que ocurrió en las elecciones de Andalucía puede suceder con muchas probabilidades en otras regiones y sobre todo en ciudades donde si no llegas al cinco por ciento de los votos, has perdido todo. Y eso es lo que le pasó a IU en Madrid en mayo 2015, que tiró a la basura sus más de 130.00 votantes.

A pesar de las encuestas manipuladas o cocinadas por el socialista Tezanos, desde las elecciones andaluzas y antes, hay que destacar la considerable caída que ha registrado el voto de izquierdas. Las últimas votaciones, tanto a los socialistas como a Unidos Podemos (Podemos, IU), dan malos porcentajes, inquietantemente similares.

Pero los líos internos amenazan a Podemos y a IU. Por ejemplo, culpar, en las elecciones de Andalucía, al radicalismo izquierdista de Teresa Rodríguez y de Kichi, del declive de la izquierda podemita, es un falacia. Los anticapi son majos y luchadores, pero no son suficientes para alcanzar el cielo.

Siendo eso inquietante, lo peor es que los discursos podemitas y de IU suenan cada vez más fútiles. Aunque digan muchas evidencias. Pero eso en política no siempre es lo primordial. Hace falta también transmitir credibilidad, la sensación de que "sí se puede". Y eso está frustrando a la gente.Necesitaremos un gran susto, un miedo terrible a lo que nos traerá la trifálica derecha.

A Casado, Rivera y Abascal, se les acabará el chollo de lo logrado en Andalucía, si los partidos de la Izquierda española logran olvidarse de su leyenda negra -problema ya muy habitual-, eso de no sumar y progresar, sino el dividir y restar. Y sobre todo si esa Izquierda no se muestra cainita, como de costumbre.

Lamentablemente, ilusión y estímulos positivos para las elecciones con el PSOE y Unidos Podemos, muy poco esperanzadores son. Apelan a los votantes progresistas; nos piden votar al PSOE, como mal menor. Pero estos sociatas, fatalmente en última instancia te la pegan, y al final, como siempre, se alían con el Ibex 35, con los poderes financieros y fácticos, con la CEOE, con esa socialdemocracia ya casposa, más liberal y burguesa, incluso con el partido Ciudadanos de Albert Rivera.