Hay periodos del año en los que se forman vanos con un perfil bajo de noticiabilidad, no porque no haya noticias, sino porque no destacan mucho unas sobre otras. Con la precampaña y el juicio al "procés", el secesionismo corta poco, con los compases preelectorales, tiempo en que todos están en el maquillaje previo, ensayando posturas antes de salir a escena, la política no tiene tampoco mucho filo, con el combate nulo en Hanoi entre Trump y Kim-Jong-un, dos púgiles del mismo peso, la guerrilla fría se aletarga, con el compás de espera al "Brexit" y a la nueva crisis los mercados bostezan, con la confusión precoz entre primavera e invierno (por ese orden) el calendario se estanca, con tantas aguas estancadas aparecen más insectos de lo habitual, y, en fin, con tanto no pasar nada da la impresión de que va a pasar algo, y que lloverá a chuzos por exceso de acumulación estadística de sequía.